El río Gafo
Tenemos en Oviedo una joya reciente, no histórica, que no debemos nunca dejar de pregonar: la senda del Parque de Invierno. Fue ideada por Gabino ... de Lorenzo en las operaciones de CINTURÓN VERDE y fue finalmente Agustín Caunedo (a cada uno su mérito) quien decidió unir esos escasos 580 metros que la separaban del Parque de Invierno y que eran una barrera pequeña en distancia pero que obligaba a dar un rodeo enorme y reducía su utilización. Desde su apertura, miles de ovetenses la usan a diario y ahora que la climatología ya no parece propia de Asturias sino de Andalucía (el sábado pasado 21 º y el domingo 23º) es uno de los mejores lugares, junto a la que circunda el Naranco, para conocer espacios verdes sin salir de la capital.
Soy usuario habitual de esa senda, y solo echo en falta que algún día la autoridad municipal (ya he insistido al respecto a dos concejales sucesivos, pero aún mis solicitudes no han sido atendidas) pinte una raya en el medio, como si fuera una carretera, lo que permitiría a todos los usuarios entender que se circula por la derecha y así evitaríamos problemas ocasionales entre paseantes, bicicletas y perros (que, por cierto, no sé cuántas veces habrá que recordar que han de ir atados, no porque a uno le apetezca, sino porque así lo indica la normativa municipal al respecto).
Pues resulta que en esa senda, que habré hecho cientos de veces hasta Caces, algunas menos hasta Trubia, y alguna menos hasta San Andrés, donde enlaza con la carretera, uno comparte mucho tiempo y espacio con el río gafo en sus márgenes. Y la mayoría del año no lo puede ver, porque los árboles, frondosos y verdes, se lo impiden. Acaso un poco en su inicio en el parque de invierno, un poco más allá en la Manjoya y después otro buen rato antes de llegar a Caces, donde la majestuosidad del Nalón ya lo deja un poco atrás.
Pero resulta que ahora, con los árboles perdiendo las hojas en otoño (aunque nadie lo diría) se ve el Gafo en su esplendor. Y digo esplendor porque está limpio, completamente limpio, con sus márgenes cuidados y arreglados, sin objetos en el agua, sin restos de árboles, y lo que habitualmente es una amalgama de aguas oscuras y árboles atrapados en el curso del río, es ahora una maravilla para cualquier paseante de la zona.
Y buscando el motivo uno se encuentra que la CHC ha procedido a limpiar el cauce del Gafo en una extensión de 14.500 metros. Y uno se alegra. Y se sorprende al ver las máquinas a la altura del campo de golf de Las Caldas y más aún al ver que el coste de esa magnífica limpieza y puesta a punto es de 37.000 €. Una cifra mínima, si usted observa lo que ha conllevado y cómo está el Gafo ahora mismo.
Y por eso, no pierdan la oportunidad de que rentabilicemos entre todos el dinero que la CHC y Tragsa han invertido (que es el nuestro) y aprovechen este otoño para caminar esa senda y ver el Gafo, que será una de sus pocas oportunidades para hacerlo, entre la maleza, limpio, brillante, anunciando que este otoño que no lo es podemos extenderlo mientras se deje.
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