Adversarios, rivales y enemigos
En el último encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái, el presidente chino Xi Jingpin desplegó una agenda para demostrar sus capacidades para desafiar a Occidente en el ámbito económico y político
Estamos acostumbrados a la celebración de cumbres con la asistencia de numerosos líderes de países occidentales, e incluso algunas organizaciones como el G-20 donde ... también participan países como Japón. Hablamos de las economías más desarrolladas del mundo. Cumbre de la Unión Europea, de la OTAN, Iberoamericanas... Pero no es tan frecuente que prestemos atención a las reuniones de dirigentes de países de otras latitudes como por ejemplo la Liga Árabe o la Unión africana, y, en el caso que nos ocupa, los líderes de gobierno de países con intereses e influencia de China. Se trata de la Organización de Cooperación de Shanghái donde el presidente chino Xi Jingpin desplegó todo un abanico de atenciones y una agenda donde se pretendía demostrar la capacidad de estos países para desafiar a Occidente, sobre todo a Estados Unidos, en el ámbito económico y político.
Protagonista el líder de la India, Narendra Modi, con enorme satisfacción porque su hasta ahora poco amigo chino le colocó entre los líderes más importantes del mundo.
Algo evidente si tenemos en cuenta que la India tiene ya más habitantes que China, por encima de los 1.400 millones, y que su desarrollo es muy relevante, sobre todo en el ámbito de la tecnología y la investigación, aunque tiene el mismo talón de Aquiles que China, depender del petróleo, en este caso del otro gran invitado de honor que fue el ruso Vladimir Putin
La estrella de Putin estaba pensada, junto con la del líder de Corea del Norte, Kim Jong un, para la celebración de un enorme desfile militar en Pekín, con motivo del 80 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. China reclama el protagonismo de gran superpotencia que impone respeto y ofrece seguridad con un impresionante desfile militar. Xi reivindicó los 30 millones de muertos chinos en la contienda mundial y exhibió modernos sistemas de armas producto de unos crecientes presupuestos en defensa de 250.000 millones de dólares en 2024. Los de Estados Unidos han crecido desde los 550.000 a los 997.000 millones de dólares el año pasado.
España tiene poco más de 28.780 millones de euros Un logro haber llegado al 2% del PIB. Pero no solo es una cuestión de dinero, de inversión que no gasto, es una cuestión de conciencia de defensa, de asimilar la realidad de un mundo actual muy convulso y donde los ajustes de intereses de adversarios, rivales y enemigos no van a tener casi en cuenta ni éticas, ni lealtades, ni respeto a las leyes, ni a los derechos humanos. No se trata de ir a la guerra, la clave es estar preparado con la disuasión adecuada.
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