Malos tiempos
Para los estudiantes y graduados españoles con buen currículo, los políticos son palos en la rueda que les colocan esos tontos y malvados cada vez que no levantan las posaderas al paso de una bandera o insultan a mandatarios poderosos
El pasado martes se falló en Estocolmo el premio Nobel de Física, que correspondió a un británico, un francés y un estadounidense. Tres países que ... deben sentirse orgullosos de que uno de sus ciudadanos alcance tan preciado galardón. Si bien hay que señalar un detalle: el británico John Clarke trabaja en la universidad de Berkeley, el francés Michel Devoret en Yale y el estadounidense John Martinis en la de Santa Bárbara. Los tres enseñan e investigan en universidades americanas, donde, al parecer, dan más facilidades, tienen más materiales y mejores sueldos. Aunque no tan buenos –los sueldos– como los que perciben otros genios en nuestro país: léase Mbappé y Vinicius, que también destacan en lo físico, aunque en su profesión se descubre de vez en cuando a alguien que para mayor rendimiento recurre a la química.
En estas fechas se conmemora el décimo quinto aniversario de la concesión del premio Nobel a Mario Vargas Llosa, el último de los beneficiados que que tienen como idioma el español. Con el otorgado a Vargas Llosa suma 18 premios la comunidad hispana: 6 españoles y 12 hispanoamericanos. Si de algo sirve para saber dónde nos encontramos, o sea, lo que ha proporcionado al mundo moderno la técnica, bien sea para poner en marcha este artefacto donde escribo –lo que denominan el mundo de las comunicaciones–, o bien para la investigación y la aplicación de la medicina, consiguiendo sentarme todavía a estas alturas al píe del teclado, los 599 millones de hispanohablantes han dado 18 premios Nobel, mientras que de la universidad de Harvard han salido hasta la fecha 161. Todo es física y química, decía nuestro paisano Severo Ochoa. Incluso la física y química de nuestro cerebro, capaz de encauzar por bueno o mal camino los pensamientos y los sentimientos. Mecanismos de los seres vivos hacia la supervivencia.
Malos tiempos para penetrar en la mejor ciencia y navegar en los mares de la convivencia. Como dijo hace poco mi viejo conocido Arturo Pérez Reverte –lo conocí hace 32 años–, estamos en manos de políticos tontos y malvados. Esos políticos pueden tener buena acogida por las tierras del petróleo, para su propio beneficio, pero para los estudiantes y graduados españoles con buen currículo, son palos en la rueda que les colocan esos tontos y malvados cada vez que no levantan las posaderas al paso de una bandera o insultan a mandatarios poderosos. Los gobernantes cesan, pero los archivos de la CIA o del Mossad permanecen, con la anotación de las ofensas.
Como decía aquel cuplé de hace cien años, hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Ya señalé antes, que la ciencia nos ayuda a vivir e incluso puede salvarnos la vida. Pero también la mala ralea se ha apoderado de ella para sembrar destrozos o sacar provecho. Noticias falsas, e incluso infamias, pueden destrozarnos; timos que llegan a través de las ondas y que se ceban en los más incautos. Sobre todo gente de mi edad, incapaces de abarcar los tiberios de la informática. Y no digamos la nueva amenaza de la inteligencia artificial. Tan fina esta técnica, que puede sacarte en un video desnudo y cantando peteneras, con tu propia voz. Hoy lo usan algunos mentecatos para reírse de los políticos, pero el día de mañana puede convertirse en una bacanal de ofensas.
Por eso me cuesta tanto no ponerme grosero cuando suena el teléfono para hacerme ofertas que me van a colmar de beneficios. Voces y musiquillas, para pescar en el río revuelto de la ingenuidad o la senectud.
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