Cien botellas de vino

Hace 30 años en esta Asturias se dio la circunstancia de que tres cocineros abrieron sus restaurantes con apenas unos meses de diferencia. Nacho Manzano cogió el testigo de Casa Marcial, Paco Ron abrió Viavélez y Yolanda y yo nos hicimos cargo en aquella época de El Español. Yo conocía a Esther Manzano del instituto y subimos a comer a su casa, después bajó Nacho y a los 15 días se presentó Paco Ron en la nuestra.

Un mes después Nacho me llamó y me dijo que si comprábamos 100 cajas de Viña Izadi, nos invitaban al congreso de Vitoria. Compramos 50 para cada restaurante, pedimos prestado un coche diesel y sendos trajes, y allí nos fuimos.

Al llegar comprobamos que los trajes y camisas que llevabamos eran iguales y, más allá de la anecdota, por primera vez probamos todo aquello que había leído una y otra vez en revistas. ¡Platos de Jean Michel Lorain! Hicimos amigos y cuando volvimos a Asturias, en el viaje de vuelta, no nos hablamos. Fueron siete horas en silencio, masticando y digiriendo todo lo que habíamos visto, oído y probado. Ahí, en ese viaje de vuelta, comenzaron a marcarse nuestros caminos, a rumiar todo lo que íbamos a hacer, nuestros propios estilos.

Lo que vivimos allí se lo contamos a todos y Nacho, Paco y yo comenzamos a entablar amistad con Pedro Martino y a ir los cuatro a los congresos. Fue Pedro quien dijo que debíamos formar Nuca: Nueva Cocina de Asturias. Hicimos un libro y si hoy lo abres y miras las recetas que hay ahí, más de 20 años atrás, son tremendamente actuales. El bonito con chocolate y piña de Paco Ron; el marinado de cebolleta y moluscos de Pedro Martino o un plato de Nacho, merluza con algas y boletus, un mar y montaña brutal, de campeonato.Y todo sin dejar de mirar el territorio.

Hace 25 años comenzamos a fraguar el futuro, sin dejar de mirar a lo que teníamos alrededor cuando otros miraban a otros lados. Es esa Cocina de Paisaje y, por supuesto de Paisanaje. Porque todo esto por lo que hoy se reconoce a Nacho, no podría haber ocurrido en otro lugar, que no fuera aquí, en Asturias.

Porque teníamos 20 años y ahora tenemos más de 50 y seguimos siendo amigos, compañeros. Porque Nacho, Paco, Pedro y yo seguimos compartiendo y porque más allá de nosotros mismos, la gente de Asturias, que no es la región más boyante, nos lo sigue dando todo.

Nacho tiene dos Estrellas Michelin y clientes de Singapur, rusos… Nos visitan cada vez de más lugares. Pero vas un día a cualquiera de nuestros restaurantes y la mayor parte de nuestros clientes son asturianos que hace 30 años hacían dos horas de viaje para comer en nuestras casas y hoy siguen viniendo a compartir con nosotros la alegría, la diversión.

Dicen que como los asturianos no hay nada, que somos afables, que siempre estamos ahí, y quizás tengan razón. Enhorabuena Nacho, nos queda mucho vino por compartir.