
Secciones
Servicios
Destacamos
En Asturias los sindicatos educativos de UGT, CC OO y SUATEA habían convocado al principio dos días de huelga en Primaria e Infantil, CSIF había ... convocado también a los docentes de Secundaria, y pidieron la dimisión de la consejera, Lydia Espina, o que la cesara el presidente Barbón. El sindicato ANPE se sumó después. El caso es que la huelga se hizo indefinida, la consejera a la que acusaban no haber negociado la decisión de mantener la jornada partida en junio y septiembre y de actitud autoritaria, desprecio a los docentes, improvisación y amiguismo ya dimitió, hubo unión sindical y las movilizaciones se han recrudecido con encierros y manifestaciones mayoritarias. Cuando escribo estas líneas los sindicatos han llegado a un preacuerdo con los nuevos interlocutores que sustituyen a Lydia Espina.
Aparte de las razones esgrimidas para convocar la huelga, hay muchas otras que permanecen desde hace mucho tiempo: cambios continuos de la normativa, que dura en el tiempo lo que permanece el partido en el gobierno, y que se cambia sin haber analizado siquiera los resultados de la ley anterior; una burocracia asfixiante y tediosa; el ninguneo continuo de los profesores en los que no confían; el deterioro de la convivencia en los centros, debida muchas veces a que no se toman medidas contundentes; jornadas interminables de reuniones ineficaces y pre evaluaciones, que la mayoría de las veces sirven para repetir una y otra vez los mismos comentarios e idénticas propuestas que en las evaluaciones ordinarias, etcétera. El espacio educativo se ha deteriorado tanto, que cada vez hay menos candidatos para dirigir los centros y el profesor que puede se jubila o cuenta los años que le quedan para retirarse.
Si hay un espacio del que puedo opinar porque conocí muy bien, es el espacio educativo. Desde los cuatro años hasta la jubilación, habité los entresijos y la topología del aula. Primero como alumno, después como profesor. Utilizo el término 'topología' porque, como saben, es la rama de las matemáticas que estudia los espacios, como la proximidad, la metricidad, la conectividad, la compacidad y en general aquellas propiedades que se preservan cuando se realizan operaciones en los cuerpos geométricos a los que se puede deformar sin romper, encoger, estirar, rotar, trasladar, etcétera, pero que permanecen inalteradas por transformaciones.
Me van a perdonar el paralelismo establecido con la digresión topológica mencionada, pero es que el espacio educativo y los cuerpos que lo habitan llevan siendo objeto de operaciones y transformaciones (las continuas reformas educativas) durante tanto tiempo y con tanta rapidez que lógicamente llegan a contradecirse. Estos cambios vertiginosos han transformado el sistema educativo en cartón piedra, en bisutería educativa, en baratija, en la que importa cada vez más la forma y la apariencia que el contenido. Y cuando surgen los problemas y no se alcanzan los objetivos previstos, los bandazos que se imprimen mediante el ordeno y mando, desde la roja moqueta, no se cuestionan. La culpa es del profesor, al que se acusa de no conseguir los resultados.
En lugar de reconocer que profesores y alumnos son las víctimas de políticas educativas erráticas. El sistema educativo, como Aparato Ideológico del Estado que es, obliga a sus docentes a cumplir con la última directiva. Llámense nuevos métodos, educación por competencias, la formulación de situaciones de aprendizaje, y, sobre todo, hagan lo que hagan, se les pide que utilicen, eso sí, el carruaje tecnológico, que con su mero uso dará lugar a la excelencia, no importa con qué objetivos, ni si llegado el caso está justificado o no. La otra recomendación, repetida hasta la náusea, por pedagogos de medio pelo, es que el profesor no sea el protagonista, sino un dinamizador del proceso educativo desarrollado en el aula y también en las calles, que están llenas de alumnos desarrollando 'situaciones de aprendizaje'. Lo que ha transformado una profesión que fue muy bonita, en otra cosa, en la que los profesores mutaron en animadores socioculturales.
En definitiva, la crisis del sistema escolar es de una profundidad sin precedentes. Tras fabricar cretinos digitales, preparados para la mercantilización, el consumo y la servidumbre, rebobina ahora y se da cuenta (un poco tarde) que el abuso de las mil pantallas ha desbordado con su poder la autoridad de los profesores, a quienes una sociedad desagradecida y politiquillos educativos de turno –a la vez que les echan la culpa depositando sobre ellos la responsabilidad de este deterioro– pretenden que enseñemos a los alumnos 'el difícil arte de sobrevivir'. Pero la culpa es del profesor, sí, la culpa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.