El Candás musical y cantarín
El pecho de Candás, casi siempre lleno de gracia y simpatía, se ha ido fraguando a través del tiempo en música y canciones. La espuma ... de sus olas, el viento errante y loco de la mar, la suave brisa, (que al alma llega) la alegría y el dolor, han puesto proa hacia el puerto encendido de la música y las canciones. Aquí siempre se ha apaciguado el corazón con cantos marineros de amor y días felices, pero también de letra triste: «Pilar, no esperes al marinero, que para el pobre no hay salvación».
Parcos de palabras, los marineros y las mujeres de este antiguo pueblo de pescadores se juntan y entrelazan muchas veces para cantar honda, altiva y dulcemente, a flor del alma, en sus fiestas principales. Candás, tantas veces desvelado por galernas y naufragios, (léase la novela 'José', de Palacio Valdés, desarrollada en Candás) ha llorado mucho entre los viejos muros de este pueblo. Y así, aprendió a cantar para espantar la pena y alegrar su vivir. No por casualidad, Candás, tiene una de las bandas de música más veteranas de Asturias. Y una Banda de Gaites. Y una Escuela de Música, con un Coro de Técnica Vocal. Y cinco agrupaciones de canto: Coro de la Bodega, Aires de Candás, Nordeste, Gabiana, además del coro popular de María Esther. Y aquel otro conjunto tan recordado de la charanga de Pepe el Chelo y sus Marchosos. Cada uno de ellos con su estilo, técnica y personalidad.
Es así que la música y el canto siempre han decorado la historia de esta Villa que, como dice el poeta, «venera el Cristo más milagroso que adoran navegantes y pescadores». Aquí nacieron Pedro Braña, músico y compositor, director de la Banda Municipal de Sevilla e Hijo Adoptivo de esa ciudad. Y Miguel Barrosa, gran tenor de ópera. Y el maestro Antuña (Pipi) director durante muchos años de nuestra Banda Municipal. Y el cantautor, músico y compositor Pipo Prendes, felizmente reinante, así como el pianista, compositor y cantante Manolo Santarrúa. Sin olvidar, claro, al acordeonista del muelle, Víctor Iglesias, que la tocaba a diario con la ventana abierta para animar a vecinos y paseantes.
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