Polifonía con un solo actor
José María Caso
Domingo, 26 de octubre 2025, 02:00
El imprescindible e irrepetible dramaturgo José Sacristán dictó desde su cátedra, eventualmente en el Palacio Valdés, una «magister lectio» teatral sobre el intérprete y sus ... personajes en el estreno este pasado viernes (repitió ayer y cierra hoy sus tres representaciones en Avilés con todo vendido) de la versión uniactoral de «El hijo de la cómica», adaptación escénica de «El tiempo amarillo 1921-1943» del no menos imprescindible e irrepetible dramaturgo Fernando Fernán-Gómez.
Viniendo del Nicolás de Delibes, del Héctor de Mayorga y de su Antonio Machado, Sacristán —con el sombrero del poeta en un perchero en la izquierda del proscenio, al lado de donde termina la coda de este nuevo montaje, sentado siendo de nuevo espectador de su último personaje— redobla sus papeles en «El hijo de la cómica». Y lo hace con solo el gesto, el movimiento y la voz convirtiendo el paso de José a Fernando, de Fernando a Carolina y a Carola («mi abuela es la ternura, el calor; mi madre, la lejanía») y vuelta con otros personajes en puras transiciones. Esos cambios, de escena y papel, son de tal virtuosismo actoral que no se permite ni siquiera imitar mimética y prosódicamente a Fernán-Gómez sino sólo a sí mismo. De modo que el adaptador, el director, el intérprete y el actor siendo tantos acaba por ser José Sacristán en una auténtica lección y clase práctica de teoría de la dramaturgia.
Con ello, el actor consigue conmover al espectador hasta el punto de incorporarlo intangiblemente al desarrollo de las acciones narradas y actuadas en el escenario que ilumina con maestría Tatiana Reverto, a quien apoya la escenografía audiovisual de Juan Estelrich. Y así pasamos de Lima a Bueno Aires y la sucesión de domicilios y escuelas de Madrid. «Al llegar la República algo más de la mitad se echó a la calle y el resto se quedó en casa. Yo salí también pero lo que quería era llegar a otra parte».
La nueva dramaturgia de José Sacristán, una producción de Pentación que retoma una lectura dramatizada por varios actores hace algunos años precisamente en el Fernán-Gómez de Madrid, es una polifonía uniactoral de un interprete que siendo tantos personajes es José Sacristán, el que en la coda, final con música tras el final observa en escorzo con la platea y en la penumbra la sucesión de fotografías en el ciclorama del foro de su amigo Fernando Fernán-Gómez. Los aplausos, bien abundantes, fueron pocos para tanta generosidad.
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