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El pasado fin de semana, en un atiborrado pabellón deportivo de Nebraska, tuvo lugar la emblemática reunión de accionistas del conglomerado financiero Berkshire Hathaway, la ... considerada como cuarta empresa más importante de Estados Unidos, y en dicha reunión saltó la bomba que algún día tenía que llegar. La retirada de Warren Buffett, el inversor más famoso del mundo, quien a sus 94 años decidió dar un paso a un lado para dejar las riendas de gestión de la empresa al canadiense Greg Abel.
La historia de Berkshire Hathaway es digna del mejor guión de cine. Durante muchos años fue líder mundial en la fabricación y venta de medias de mujer y en los años sesenta, en un icónico anuncio, el mítico jugador del Real Madrid Alfredo Di Stéfano posaba anunciando dichas medias, lo cual significó un 'shock' en la España conservadora de la época. El futbolista vivía su ocaso dorado como líder de la escuadra merengue y verlo en aquellas vallas publicitarias con las piernas cuyas carreras, pases y disparos a gol habían galvanizado a la sociedad española de aquellos años enfundadas en medias de mujer, de las cuales decían que no les salían 'carreras', no fue bien entendido por aquella sociedad española. De hecho, el futbolista fue recibido con una sonora pita en el estadio el primer día que jugó ante su público, bronca que se transformó en aplausos ante otra actuación brillante de las suyas, aunque el grandísimo presidente de la entidad, Don (con mayúsculas) Santiago Bernabeu, le 'convenció' para que rescindiese el contrato de publicidad que tenía con la empresa Berkshire Hathaway por considerarlo poco edificante para el jugador y para la entidad madridista.
Al final de dicha temporada, un encontronazo con su entrenador, Miguel Muñoz, en el Práter vienés, contra el Inter de Milán, puso punto y final a su carrera en el Real Madrid, recalando en el Español de Barcelona, donde, curiosidades de la vida, tuvo de entrenador a Kubala, el que fuera su gran rival en los terrenos de juego de la liga española. Y por esas mismas casualidades de la vida, después de dos años grises en el equipo barcelonés, justo cuando Di Stéfano se retiró en 1966, con cuarenta años, el equipo madridista ganó nuevamente la Copa de Europa en Bruselas, al Partizán de Belgrado, con el equipo llamado 'Madrid ye-yé', y ya sin el gran Di Stéfano, con el Atomium belga de testigo, en el estadio Heysel. Los tiempos estaban cambiando y no sólo en el fútbol, porque justo por aquellos años, un joven llamado Warren Buffett adquirió un buen paquete de acciones de la entidad Berkshire Hathaway, la cual comenzaba a decaer, y fue reorientándola hacia las inversiones financieras, dando lugar al mayor conglomerado inversor conocido, partiendo de la nada.
Durante más de medio siglo, Buffett siguió un estilo de inversión basado en el 'valor'; es decir, no compraba y vendía continuamente ni seguía análisis de gráficos charlistas. Buffett trataba de detectar compañías que entendiese que estaban infravaloradas, siempre pensando en el largo plazo. O sea, todo lo opuesto a las inversiones intradía tan de moda que intentan batir al mercado, cosa casi imposible. El estilo de Buffett, de analizar empresas con buenas perspectivas a largo plazo y castigadas por fallos momentáneos de valoración del mercado, unido a su excepcional olfato se mostró como la piedra filosofal de las inversiones durante más de medio siglo, consiguiendo una rentabilidad media anual del 20%, equivalente a convertir un euro en 9.000 en medio siglo.
Durante todos esos años, sus convenciones anuales fueron todo un 'show', un espectáculo donde Buffett opinaba de cualquier asunto sobre el cual fuera requerido su sabio criterio, siempre junto a su mano derecha, el astuto, mordaz e irónico Charlie Menger, quien falleció hace poco a los 99 años, cuando aún estaba en activo. El equipo formado por ambos fue invencible durante décadas y la desaparición de Menger fue un duro golpe para Buffett, lo que unido a las difíciles perspectivas inversoras del momento actual le han hecho llevar a cabo el cambio, cediendo el poder al canadiense Greg Abel.
Pocas veces habrá un reto mayor que el que recibe Abel, ya que es casi imposible mantener el ritmo de rentabilidad del dúo Buffett & Munger. Nacido en Edmonton (Alberta, Canadá), gran aficionado al hockey sobre hielo, la andadura de Abel es un fiel reflejo del camino seguido por Buffett desde los inicios ya que repartió publicidad, limpió botellas, estudió Economía y se graduó en Comercio por la Universidad de Alberta y se incorporó a PwC. En 1992 fue fichado por CalEnergy, empresa cliente de PwC. Después de una serie de operaciones de fusiones de empresas, Abel se encontró trabajando dentro del conglomerado financiero de Berkshire Hathaway, la misma empresa de la cual Di Stéfano anunciaba medias en 1963. Su trayectoria no pasó desapercibida para Buffett y Munger, que acabaron nombrándolo vicepresidente de la compañía en 2018.
La filosofía de Abel se resume en que «hay que disfrutar de la vida, pero trabajar duro y con constancia ayuda mucho a disfrutar la vida, porque la felicidad está más en el camino que en la meta». Todo lo contrario de lo que se estila ahora, una vida fácil, laxa, llena de comodidades y donde a gran parte de la juventud se le ofrecen ayudas y bonos para absolutamente todo, con tal de convertirlos en canarios que malviven en la jaula recibiendo su ración de alpiste diario, sumisos y, sobre todo… votantes. En la toma de posesión le preguntaron a Greg Abel cómo querría ser recordado y dijo: «Como un buen padre, como un buen entrenador de hockey y como alguien que ve en el trabajo no solo un medio, sino un fin, por la disciplina mental y psicológica que proporciona la sensación del trabajo bien hecho». Hoy suena como a estar viendo una película en blanco y negro.
Como remate, menciono diez frases icónicas de Buffett que no tienen desperdicio. Son las siguientes: 1. «Si no estás dispuesto a tener una acción diez años, no se te ocurra comprarla». 2. «En la vida hay que hacer unas pocas cosas bien y, sobre todo, no hacer muchas mal». 3. «Para salir de un hoyo, lo primero es dejar de cavar». 4. «Hacer una reputación lleva una vida, para destruirla bastan 5 minutos». 5. «No inviertas nunca en un negocio del que no puedas entender su esencia». 6. «Si compras cosas superfluas, algún día tendrás que vender las necesarias». 7. «El precio es lo que pagas, el valor es lo que recibes». 8. «Si estás sentado a la sombra de un árbol, es porque alguien lo plantó primero». 9. «El principal riesgo en la vida es no saber lo que estás haciendo». Y dejo para el final una que yo pongo en marcha y que me encanta. 10. «Observa a los políticos, quitando el volumen de la televisión. Su expresión lo dice todo». El pensamiento de Buffett, al igual que el de su mano derecha Munger, deberían de ser de lectura obligada en institutos y facultades de Economía. Son un manual de sentido común, el menos común de los sentidos, tal y como decía el genial Marx. Groucho, claro.
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