Medias verdades
Las memorias de Juan Carlos I hay que leerlas para entender la Transición y el 23-F
De las memorias de don Juan Carlos ('Reconciliación') lo más interesante, a mi juicio, son los capítulos dedicados a su elección de Adolfo Suárez para ... pilotar la Transición a la democracia y el dedicado al 23 F. «Era diferente de los demás miembros del régimen con los que yo trataba: no había conocido la Guerra Civil, tenía ansias de cambio, era muy franco conmigo y tenía el valor de sus convicciones», dice de Suárez. Y sobre el 23-F : «No hubo un solo intento de golpe de Estado, sino tres». «Poco antes del golpe, Milans del Bosch le dijo a don Juan: 'Antes de jubilarme, voy a sacar los tanques a la calle'. Para ser sincero, cuando mi padre me lo contó, no me lo tomé en serio, aunque debía haberlo hecho». En el fondo, creo que el resto del libro es espuma de sentimientos, anécdotas, intentos de exculpación y medias verdades sobre asuntos íntimos o de su entorno. Pero todo el libro está impregnado de su dolorosa sensación de abandono, lamiéndose las heridas en el desierto de Abu Dabi. Porque no deja de ser injusto, que el emérito esté viviendo en el exilio, repudiado y abandonado, mientras dirigentes políticos responsables de fechorías mucho más graves que las suyas se siguen paseando ufanos por los salones de la nación. Ellos ni han pedido perdón, ni se han arrepentido, como hace el desterrado.
En esos dos capítulos está condensado el enorme capital político de los hombres de la Transición con don Juan Carlos al frente. La elección de Adolfo Suárez, una decisión puramente intuitiva del entonces Rey que todos despreciaron, fue un acierto histórico incomparable porque solo alguien proveniente del régimen, pero consciente de que el franquismo había muerto con Franco, era capaz de encauzar las aguas turbulentas de una sociedad desconcertada y ansiosa de libertad. En el libro late también el pánico real al olvido y a que su propio exilio acabe siendo interpretado como el fracaso de la conquista de la democracia y de los protagonistas de la Transición. Y no le falta razón, porque 50 años después se va imponiendo en sectores sociales, intelectuales o historiográficos una historia paralela sobre aquellos años; una minusvaloración del papel de la Corona y un destierro virtual de la Transición como si hubiera sido la continuación del franquismo en lugar del triunfo de la libertad.
Algunos, por animadversión ideológica y otros por proteger a la Corona, han cuestionado también su derecho a la misma libertad de expresión que tiene cualquier ciudadano. Incluso a su intento de blanquear, con medias verdades, los pasajes menos presentables de su reinado. Pero, al fin y al cabo, ¿quién ha contado toda la verdad en sus memorias?
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