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Pasaron casi diez meses desde que se levantó el telón liguero en El Molinón. El domingo se cerrará la competición en el campo gijonés ante ... el descendido Cartagena. El balance del Sporting en ese tiempo tiene muchos más episodios desagradables que atractivos.
Será un día de despedidas. La de Cote, la más significativa, será su marcha del fútbol como profesional en su estadio tras una digna trayectoria. El chaval de Roces, el último ídolo de la afición rojiblanca, se merece el reconocimiento popular. Se lo ganó.
También lo será para Nacho Méndez. Un pulso sin cesiones le abre el futuro fuera del Sporting. Menos sensible será para Olaetxea, tras sólo un año en Gijón, así como para Róber Pier y Campuzano, en una campaña de infortunio. Una pubalgia disminuyó el potencial del central gallego, mientras que el atacante catalán intervino de forma residual, en competencia con Caicedo, la gran decepción. Otro desengaño fue Nico Serrano. Su rendimiento no llegó al aprobado. Dotor marchará siendo un desconocido y Maras, como un zaguero discreto. No se les echará de menos, pero necesitan sustitutos.
De los cedidos completan la relación Dubasin y Gelabert, asignaturas pendientes de Orlegi Sports en el Sporting. Si el club tiene músculo financiero, como subrayó David Guerra, dependerá de cómo sepan gestionar las operaciones. Poco hay que hablar, salvo fórmulas de pago, porque las opciones de compra están firmadas hace casi un año. Aunque el genio que se encargó de la operación de Pedro Díaz sigue en el holding mexicano, sería conveniente contar con otro negociador con mejores aptitudes.
El fichaje de Dubasin es una promesa personal del señor Riestra, el gerifalte de la parcela deportiva de Orlegi. No hay motivos para poner en duda su palabra, aunque los ejecutivos del holding mexicano son profesionales de la oratoria, con técnica de hablar mucho, no decir nada y vender abundante humo. En el caso de Gelabert, futbolista importante en un proyecto de futuro inmediato, no se aprecia una actitud favorable a invertir los dos millones de la opción de compra. A ver si aparece el músculo financiero.
El partido también va a ser especial para la cúpula, que tendrá que soportar las fundadas quejas de la afición. Guerra, Joaquín y Gerardo no lo van a pasar bien. Son las cabezas visibles, porque Villaseñor, que desde los primeros patinazos de Gerardo asumió el mando sin enseñarse, aún es un desconocido para el gran público.
La afición está quemada. Tiene muchos motivos. Es la consecuencia de tener ADN Sporting, con demasiados fracasos en un año y viendo que los responsables del desaguisado, que tienen ADN Orlegi, siguen en su sitio, con buenas soldadas. Aguantar las protestas va en el sueldo. Todos reconocen errores, pero no se ven los necesarios cambios que deberían haber sido drásticos. Ya llegan tarde.
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