Un asturiano comprometido, un periodista bueno
Todos estamos esta semana impactados por la noticia de que Marcelino se ha ido. Todavía nos cuesta creerlo.
Había estado con él solo unos días antes; el domingo anterior, en la Ópera de Oviedo. Había disfrutado y comentó su afición por la música: «A quien le gusta la música, le gusta toda la música, siempre que sea buena».
También me habló de su hija, a quien su esposa había ido a ver a Madrid ese fin de semana. «Cuando la niña toca a rebato, ya sabes, ahí hay que estar».
Logró ganarse la confianza de todos con su carácter prudente, su amabilidad, su cercanía
Comentamos -ésta vez, también- sobre la situación de Asturias y de España. Marcelino siempre se mostraba curioso por escuchar todas las opiniones.
Por eso resultaba tremendamente fácil e interesante hablar con él; siempre escuchando, más que hablando, siempre con gran agudeza.
Nunca pude imaginar que esta sería nuestra última conversación. ¿Cómo sería nuestra conversación si supiéramos que sería la última? Preguntas aparentemente inútiles, pero convenientes para el resto de conversaciones que tenemos por delante con tantas personas.
Tras el impacto la noticia del fallecimiento de improviso e imprevisto de Marcelino, le hemos despedido como se merecía. Con pena, pero con la seguridad de que hubiera estado orgulloso de ver el cariño que toda Asturias le tenía; algo nada fácil habiendo desempeñado una profesión sujeta a un duro escrutinio por todos.
La bondad y profesionalidad de Marcelino estaba en boca de todos. Y desempeñó ambas con esmero y rigor. Se le notaba su elevada dedicación, su búsqueda siempre de la verdad y, sobre todo, su visión de aportar su granito de arena a construir una Asturias mejor. Y sin duda lo consiguió.
Con su carácter prudente, su amabilidad, su capacidad de conciliar con discreción y su cercanía, Marcelino logró ganarse la confianza de todos los que tratamos con él y así desarrollar un periodismo certero y de calidad.
Estoy segura de que sus enseñanzas quedaran para siempre en su querido periódico EL COMERCIO. Como estoy segura de que tenemos -de que tengo- suerte de haber podido conocerle.