No todo vale para todos

De las medidas anunciadas, la más llamativa es la reducción de la jornada de las 40 a las 37,5 horas. Este es un anuncio peligroso tanto para la economía como para el marco de diálogo que preside las relaciones laborales, que antes se regían por el consenso y el diálogo social, como además recomienda Europa, y ahora se rigen por la inestabilidad. Después de pactar la reforma laboral, se han aprobado 24 normas, una cada 20 días, sin que hayan sido pactadas y causando gran incertidumbre.

Porque el problema es de fondo. La jornada laboral no es inamovible, los convenios colectivos o de empresa la han modificado para muchos trabajadores. Pero no puede establecerse sin pacto y de forma indiscriminada, porque no todos los sectores, empresas o territorios están en la misma situación.

En Asturias, donde la micropyme supone el 97% del tejido empresarial, el coste ascendería a 500 millones de euros. Aquí, donde las empresas hacen el mayor esfuerzo de España en el pago de salarios. En nuestra región, las más pequeñas destinan hasta el 80,2% de su valor añadido bruto a gastos de personal, cuatro puntos por encima de la media nacional.

Una norma así supone empezar la casa por el tejado. Es imprescindible hablar de productividad, que no mejora y somos, junto con otros tres países europeos, los que aún estamos por debajo de 2015. Nuestras empresas deben ser competitivas en mercados globales y debemos centrarnos, por tanto, en mejorar nuestra productividad, creando condiciones favorables para las empresas, invirtiendo en innovación, en infraestructuras, en digitalización, defendiendo nuestra industria… Y referenciando los salarios a esta productividad, porque no todos somos iguales.

En un país y en una región donde la mayoría de los sectores tenemos grandes dificultades para encontrar mano de obra, esto sólo agravará el problema y lastrará, por tanto, nuestro crecimiento. Así, pues, hay que cambiar el foco y poner a la empresa y su competitividad en el centro, porque sólo así habrá mejores salarios y servicios públicos.

Hoy los sindicatos celebran la medida, pero no deben olvidar que la Constitución, el régimen jurídico y el diálogo social son las grandes garantías de nuestro sistema. Si los tiempos cambiasen, Fade seguiría defendiendo la misma postura, la defensa de los intereses empresariales y el diálogo social sin injerencias políticas, como mejor método para regular las relaciones laborales.

En este marco hemos hablado, y seguiremos hablando, de todos los temas, abordando los cambios que nos exigen los tiempos, dando más flexibilidad como estamos haciendo, mejorando la conciliación, el absentismo o el desempleo juvenil. Pero siempre negociando con libertad y sin resultados fijados de antemano.

Estamos en un momento decisivo para Asturias y estamos convencidos de que se abren grandes oportunidades, con la llegada del AVE, el potencial de nuestra industria y el talento de nuestros trabajadores. Pongamos el foco en aprovechar esta oportunidad, en mejorar nuestras tasas de actividad, en tener empresas más competitivas y en dar oportunidades a nuestros jóvenes. Este es el único camino para el progreso de todos.