Sin mascarillas, prudencia
La pandemia nos ha demostrado que solo la vacuna y los métodos de barrera podían frenar la transmisión del virus, el colapso sanitario y las muertes
Si bien algunas enfermedades producidas por virus como la rabia, la polio y el sarampión se describieron en la antigüedad, el reconocimiento de los virus ... como agentes causantes de infección no se produjo hasta hace unos 100 años. Ello se debió a su pequeño tamaño (18-300 nm) que impidió su visualización hasta la aparición del microscopio electrónico, capaz de alcanzar los aumentos necesarios para visualizar su estructura. Además, al ser organismos intracelulares estrictos, no pueden vivir fuera de la célula que parasitan, por lo que su aislamiento no se consiguió hasta la década de los años cincuenta. Posteriormente, la década de los 80 fue un hito para el diagnóstico viral pues se comenzaron a emplear las técnicas moleculares mediante las cuales se pudo conocer el genoma de los virus.
La historia de la Virología es tan reciente como antigua y, en mi opinión, es relevante conocerla porque explica un poco el hecho de que hasta que estos piratas de la célula no causan problemas a nivel global: pandemia de la gripe del 18, pandemia de la gripe asiática, pandemia de la gripe de Hong Kong, pandemia de la llamada gripe porcina y acual pandemia, no se les da la importancia que tienen, pues año tras año hemos comprobado e informado que, incluso a nivel de asistencia primaria y hospitalaria, tanto en población pediátrica como adulta, los virus producen infecciones respiratorias con una frecuencia muy alta. El diagnóstico viral de dichas infecciones es clave para evitar el uso indiscriminado e innecesario de antibióticos, evitando así que se creen resistencias, un problema que supone uno de los mayores desafíos futuros para la salud. Los virus se transmiten o infectan por varias vías: respiratoria, piel y mucosas, sangre, de madre a hijo a través de la placenta. Es precisamente la vía respiratoria la más frecuente, a través de ella no solo se transmiten la larga lista de virus respiratorios sino otros como sarampión, parotiditis, virus del Epstein Bar, varicela...
La infección por vía respiratoria se produce a través de las gotitas de 'Flugge' y corpúsculos de Wells (estos son los aerosoles), que la persona infectada exhala al hablar, estornudar o toser, pues el virus se vehiculiza a través de estas gotitas. Por lógica al toser o estornudar esas gotitas irán más lejos y contagiarán a las personas cercanas sin necesidad de estar demasiado juntas. Estas gotitas acaban en el suelo o en las superficies cercanas ycon capacidad infecciosa o sea que puede entrar en una célula susceptible (de ahí la importancia del lavado de manos). Esto implica la importancia que tiene un sistema de barrera, como son las mascarillas para la persona infectada y, sobre todo, para las personas que están cerca de la persona infectada, que puede estar asintomática o presintomática, pero es contagiosa. La evidencia científica ha demostrado que la mascarilla es clave para evitar en la medida de lo posible la expansión del virus.
Por otra parte, el empleo de las mascarillas ha sido otro factor que ha demostrado la gran brecha social que existe no solo en nuestro país, sino en el mundo, ya que las clases más desfavorecidas no pueden permitirse el lujo de una de protección total (las llamadas FPP2), e incluso de un uso adecuado de las quirúrgicas, ya que no tienen recursos para cambiar la mascarilla según los protocolos establecidos para que esta ejerza su máxima función de protección. Otro tipo de mascarillas no protegen.
La pandemia que hemos vivido y seguimos viviendo nos ha demostrado que solo la vacuna y los métodos de barrera (desde el estado de alarma, pasando por confinamientos selectivos y demás medidas restrictivas) podían frenar la transmisión del virus, el colapso sanitario y las muertes. A este respecto, hasta que no se consiga que la mayoría de la población esté inmunizada contra el virus (la llamada inmunidad de rebaño, al menos el 70% de la población inmunizada), y lo más importante en un mundo tan globalizado como el actual, dicha inmunidad no se consiga a nivel global, y no solo en los países con más recursos, no podremos dejar atrás definitivamente la pandemia. Mientras tanto, la barrera más eficaz (cuando se combina con otras medidas de protección, como el distanciamiento físico, evitar multitudes y espacios interiores mal ventilados, y una buena higiene de las manos) es el buen uso de la mascarilla en lugares cerrados y en lugares al aire libre donde no se pueda mantener la distancia de seguridad (terrazas, encuentros, calles concurridas etc.).
En mi opinión, creo que debemos darle la gran importancia que tiene este sistema de barrera para impedir la transmisión del SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios, como lo demuestra que no hayan aparecido en sus momentos de circulación estacional otros virus como los de la gripe y el virus respiratorio sincitial, que año tras año han causado sus brotes epidémicos en los meses de noviembre diciembre y enero. Por lo tanto, creo que a pesar del comprensible hastío de la población, hay que tener suma prudencia en la retirada paulatina del uso de las mascarillas, siempre ligada al aumento de la vacunación.
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