Por tu memoria, compañera Dolores
El domingo asistí a la asamblea de la agrupación del PSOE de Llanes. Como en cualquier otro concejo de Asturias, compañeros y compañeras ejercieron su ... plena libertad para elegir la nueva dirección local, ahora liderada por Antonio Trevín. Y, como en cualquier otra reunión entre socialistas, volví a percibir a flor de piel la sensación cálida de fraternidad, de identificación colectiva con un proyecto común que acaba imponiéndose a cualquier discrepancia.
A menudo empleamos la metáfora «familia socialista». Quien nos escuche puede pensar que es un comodín, una expresión manoseada a la que recurrimos por costumbre. Tal vez a mí, no lo sé, me haya pasado en alguna ocasión la misma sospecha por la cabeza. Sin embargo, cuando busco cómo describir el sentimiento causado por el fallecimiento de Dolores Álvarez Campillo, no encuentro mejores palabras para definirlo: se nos ha muerto alguien próximo, cercano, alguien a quien echaremos de menos; alguien, en fin, de nuestra familia. Se nos ha muerto demasiado pronto -si es que alguien suma suficientes años para morir- una compañera trabajadora, respetada y querida.
Este miércoles fue aciago. A la rabia y la conmoción provocadas la víspera por el asesinato de la adolescente Erika Yunga en Oviedo se sumaron dos noticias para enlutar aún más el día al PSOE asturiano: la muerte de Carmen Fernández, la esposa del presidente Javier Fernández; y la de Dolores, ex concejal, ex alcaldesa llanisca durante once años (desde 2004 hasta 2015), ex secretaria general del PSOE local y diputada en la Junta General desde 2015 hasta 2019.
Varias veces viajamos juntos hasta Madrid para participar en las reuniones del comité federal. Recuerdo aquellos trayectos al lado de una mujer fuerte, con las convicciones arraigadas, llena de ideas y voluntad para mejorar su concejo, su agrupación, la FSA, el partido entero. Con Dolores podías debatir con rigor, disentir, llevarle la contraria; lo que nunca conseguiría nadie sería arredrarla, acobardarla, silenciar su palabra de mujer y socialista. Le sobraba energía como para permitirlo y lo demostró toda su vida.
A la política no se viene a hacer amigos, sentencia el dicho. Discrepo: me niego a entender la militancia, y mucho menos la militancia en la Federación Socialista, como un destino condenado al enfrentamiento y las banderías, al mero enredo de las zancadillas y los codazos para asumir nuevas responsabilidades. El PSOE asturiano se eleva muy por encima de ese tópico, y no es una novedad de última hora: lo ha estado siempre, a lo largo de toda su historia. Estoy convencido de que todos y todas las afiliadas de Llanes recordarán la dedicación permanente de Dolores, la primera mujer que dirigió el PSOE local, su vigor, el empeño en mejorar un concejo que tanto puede dar de sí.
Por eso nos llamamos compañeras y compañeros, orgullosos de un adjetivo que condensa el significado de nuestro ideario. Hoy, ciertamente, es un día ingrato para el socialismo asturiano, para qué negarlo. Es uno de esos días en los que duele hasta el rastro de las horas, minuto a minuto. Pero también sé que mañana, pasado, dentro de una semana, cada uno a su manera, todo el PSOE de Llanes sabrá cuál es el mejor homenaje que podemos tributarle a Dolores: trabajar para recuperar la Alcaldía de su concejo en mayo de 2023. Por tu memoria, compañera.
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