Secciones
Servicios
Destacamos
Si había alguna mínima posibilidad de resolver por las buenas el conflicto entre Puerto y Ayuntamiento de Gijón a cuenta de los terrenos de Naval ... Azul, la última reunión celebrada entre las partes deja claro que no va a ser así. Porque las reuniones con pinganillos y traductores en la conferencia de presidentes autonómicos son un modelo de fluidez al lado de lo visto la semana pasada en la plaza Mayor. Y habida cuenta de que estamos en una realidad paralela en la que las firmas no tienen validez, sólo queda una desautorización por parte de algún ente superior que parece improbable, porque el trabajo de Roqueñí como freno está siendo inapelable, más eficaz incluso que el vecino del primero que te bloqueó veinte años la instalación del ascensor o del primo de Huesca que hizo imposible el reparto de la herencia de la tía Teresa sin acabar a guantazo limpio.
En esta villa marinera estamos acostumbrados a los caprichos del destino o de la política, pero no tanto a los de las personas, que son ciertamente los más difíciles de superar. No sabemos qué quiere hacer el Puerto con la franja reclamada, pero sí tenemos claro lo que no quiere hacer: que otros lleven a cabo sus proyectos. El tiempo juega a su favor para conseguir su cometido, lo que no está tan claro es que ese cometido no sea un arma de doble filo cuando haya que pedir cuentas en las urnas.
Porque a lo mejor Naval Azul no significa mucho para algunos gijoneses, pero que se rían a su costa no lo llevan tan bien.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.