El pigargo, otra agresión medioambiental

Se trata de cuatro hembras y tres machos de esta ave rapaz que alcanza casi dos metros de envergadura, y que ya sobrevuela la cornisa cantábrica. Portan un emisor GPS que envía información de sus movimientos. El proceso se enmarca dentro del Proyecto Pigargo y esta es la fase de experimentación inicial que tendrá una duración de unos dos años. Si la valoración es positiva se pretende la suelta de una veintena de ejemplares a lo largo de unos cinco años, con la finalidad de que la especie se 'restablezca' en España. El plan está financiado por la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Ribadedeva y el Gobierno de Cantabria, y estará gestionado por personal de la asociación Grefa.

Llama la atención que las administraciones regional y central financien un proyecto sin sentido cuando hay necesidades más urgentes relacionadas con la conservación de la Naturaleza, como son la recuperación del urogallo y otras especies en peligro de extinción, algunas de pequeño tamaño y poco vistosas, el seguimiento de la flora y fauna autoctónas, acentuar el combate contra las plagas, el control de especies invasoras, el establecimiento de medidas contra incendios forestales, etc…Tampoco hay pruebas irrefutables de la presencia del pigargo en España, del que dicen los promotores del proyecto se extinguió en el siglo XIX. Aunque así fuere, y realmente se trate de una especie extinta, el plan sigue siendo un despropósito, dado que los ecosistemas se reorganizan y las comunidades que los constituyen cambian.

Es un ave poderosa sin miramientos alimenticios, que se desenvuelve en medios marinos y continentales. Es una gran depredadora que puede alimentarse tanto de carroña como de presas vivas (peces, otras aves, mamíferos…). Su 'reintroducción' puede suponer más daño que beneficio, dado que se pone en riesgo a especies ya en peligro como es el caso del salmón y el cormorán moñudo. También podría depredar sobre animales domésticos. De hecho en el Reino Unido se canceló un plan similar para 'reintroducirlo' porque podría afectar al ganado, dado que los corderos están incluidos en su menú. Desde la Universidad de Oviedo, asociaciones ecologistas y ornitológicas se ha advertido de todo ello, haciendo caso omiso el Principado y el Ministerio.

Sorprende que no se haya hecho un estudio riguroso que contemple y evalúe todos los condicionantes que afectan al proyecto. Cabe preguntarse qué está pasando. Me permito la licencia de decir… ¡Menos mal que no hay tigres dientes de sable en Siberia!

Esta actuación del Principado me recuerda un hecho muy lamentable, consecuencia de la aparición de nutrias en el Piles hacia 2012. Durante más de dos años las nutrias, que no tuvieron ninguna culpa, masacraron patos, ocas y cisnes del Parque de Isabel la Católica en un número superior a 250 individuos. Deplorable la desidia del Principado que no puso coto, y se escudó para su inacción en repetir : «Las nutrias no comen aves», negando la evidencia. Pienso que pudieron ser introducidas por el Principado sin medir las consecuencias.