Cosas poco serias
PLAZA MAYOR ·
Es llamativo que en el catálogo de exigencias para dar su voto -imprescindible, por ahora- a favor de la oficialidad del bable/asturiano y el ... gallego/asturiano -así se denominan en el Boletín Oficial del Principado de Asturias- el diputado Pumares incluya que la estación intermodal de Gijón sea construida junto al Museo del Ferrocarril. No hace falta ser adivino para pronosticar que esa extemporánea petición quedará en nada. Lo contrario equivaldría a aceptar una nueva acumulación de retrasos en los inacabables trámites relacionados con la integración del ferrocarril en Gijón, que es la denominación oficial de la operación.
Estaba previsto levantar la estación en la zona de Moreda cuando, en noviembre de 2014, Carmen Moriyón, entonces alcaldesa de Gijón por FAC y ahora presidenta de FA, la formación política a la que pertenece el diputado Pumares, planteó la ocurrencia de poner la estación unos 300 metros más cerca del Humedal. En España gobernaba el PP, socio de FAC en las elecciones legislativas en Asturias, con Ana Pastor de ministra de Fomento y Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo. La propuesta hecha desde Gijón fue acogida en Madrid con indisimulada satisfacción, no en vano el cambio de emplazamiento obligaba a la elaboración de nuevos estudios y, mientras durase el papeleo, el consiguiente aplazamiento de las inversiones necesarias para financiar las obras. La caja estatal no estaba sobrada de recursos económicos y con los que había Galicia fue para Pastor y Rajoy, por razones obvias, una prioridad en materia de infraestructuras viarias. Que cambiar de sitio la estación prevista para Gijón significara despreciar el gasto efectuado, al prescindir del proyecto elaborado por el arquitecto Jerónimo Junquera, ganador del concurso internacional convocado al efecto, y convertir en inútil la planificación urbanística especial aprobada, careció de importancia para los responsables del despropósito.
Y no hubo más. Paradójicamente, la mudanza acordada llegó al Boletín Oficial del Estado, en forma de convenio a tres -Ejecutivo regional, Ayuntamiento de Gijón y Ministerio de Transportes- en mayo de 2019, cuando el PP ya había sido desalojado del Gobierno. Pero el texto de lo convenido permitía lo que ocurrió después: el nuevo poder municipal decidió plantear el regreso al emplazamiento en Moreda, pretensión que tiene trazas de prosperar. En cualquier caso, otros dos años y pico de circulación de papeles, no de trenes, hasta ahora, que son 19 años desde la firma del primer convenio en 2002.
Con esta situación, incluir la cuestión ferroviaria de Gijón en la pugna parlamentaria acerca de la oficialidad del bable/asturiano y el gallego/asturiano parece intempestivo, poco serio y solo sirve para deteriorar la entidad del debate sobre un asunto que dista de ser irrelevante y no debe ser contaminado con maniobras de distracción, ocurrencias y frivolidades.
Divertia
Tampoco parece sobrada de seriedad la descripción y análisis de la situación de Divertia, esa máquina municipal de perder dinero, hecha ayer en estas páginas por la gerente del invento. Es curioso cómo intenta soslayar la aceptación de que el festival aéreo tiene un inevitable componente militar, porque los aparatos participantes en el festejo son militares en su mayoría. La propuesta de enmarcar la presencia de los aviones militares en 'algo más amplio', con drones (hay muchos drones militares, como los aviones), talleres y cometas es un conmovedor intento de evadirse de la realidad. Poco serio.
Y poco serio es que la gerente asuma que es responsable de la ejecución del contrato de concesión de la plaza de toros y no se pronuncie ante el hecho de que los precios de las localidades de la feria taurina de este año subieran más de un 22% con respecto a 2019, con vulneración de los límites -el IPC anual- establecidos por el Ayuntamiento. Ha perdido una excelente oportunidad de explicar si autorizó o no ese atropello a los derechos del espectador o si semejante papel lo ejerció la alcaldía como órgano de contratación. Porque los contratos están para cumplirlos. Lo ocurrido es una falta de transparencia inadmisible que contribuye a acentuar la deplorable gestión de la cuestión taurina llevada a cabo desde el poder municipal.
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