Cartas boca arriba en el 'solarón'
Según la encuesta encargada por Podemos y cuyos resultados se publicaron esta semana, el 65% de los encuestados, cuando se les pregunta sobre si prefieren ... parque o edificios en el 'solarón', se inclinan por lo primero. No me sorprende la mayoría a favor del parque, sino la respuesta de los que apuestan por la edificabilidad. Si hubiésemos interpelado a bocajarro en cualquier parque de Gijón, sea el de Isabel la Católica, el de Los Pericones o el pequeño y 'atopadizo' de la Fábrica del Gas, si preferían parque o ladrillo, ¿qué habrían respondido?
Cada año que pasa sobre el 'solarón', sin que éste se venda en 'solarinos' edificables, es un paso de gigante hacia el gran parque del centro de Gijón. El 'solarón' es el resultado, hoy por hoy afortunado, de una serie de pifias ferroviarias gijonesas. La primera fue el desatino, en el 91, de la estación de Jovellanos. La segunda, el derribo apresurado de la estación del Humedal, que privó a Gijón de la centralidad, sustituida por la cutre estación provisional-permanente de hoy. La tercera, la inoperatividad del plan de vías, que dejó en barbecho todos los proyectos, entre los que había uno interesante, el de Junquera y Fombella, sobre el futuro ferroviario y de metro en la ciudad. Pues bien, así como Dios escribe derecho en renglones torcidos, la ineficacia del plan de vías nos trajo, de derrota en derrota hasta la victoria final, la posibilidad cada vez más real del parque central. Necesario por razones ecológicas, de salud, urbanísticas y estéticas.
El parque en el 'solarón' es la mayor y más trascendental actuación urbanística en Gijón. Además, es un proyecto, como se decía en el lenguaje de la ESO, 'transversal', es decir que trasciende a los propios partidos políticos, por lo que ciudadanos de distinta ideología pueden pensar lo mismo sobre este asunto. Por eso, yo pediría dos cosas a los partidos políticos, gijoneses y asturianos, que se tendrán que retratar próximamente sobre este tema. El primero, la exposición, con claridad, sin ambages, realista y con compromiso, de su posición, es decir, las cartas boca arriba. El segundo, si todos están de acuerdo en el parque, que firmen algo similar a los pactos de la Moncloa para que no se pongan medallas partidistas en lo que será un éxito o un fracaso colectivo.
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