El cerco a Gijón y el socialismo local

Los cercos a Gijón, menos cacareados, fueron y son más frecuentes. El más antiguo hunde sus raíces en el Medievo, con las luchas entre el conde de Noreña y Enrique III. En una zarzuela de Francisco Ortega de la Granda, con libreto de Llaneza, 'La alcaldesa de Gijón', estrenada por Antonio Medio en los años 40 del pasado siglo, se menciona este cerco, y el arrojo de la mujer de un noble, Pero Carrillo, nombrada por su valor alcaldesa. El cerco más reciente lo estamos padeciendo desde hace años. Gijón es una ciudad sitiada por el Ministerio de Transportes, amparado en el Gobierno de Asturias y con la connivencia de los socialistas gijoneses. Ejemplos no faltan. Desde la aplazada ampliación de Cabueñes a la inoperancia en el plan de vías. Desde el engaño en el vial de Jove, al 'donde dije digo diego' de la Autoridad Portuaria en el rifirrafe contra el Ayuntamiento. Los acuerdos firmados, avalados por la Abogacía del Estado, saltan por los aires con la llegada de Nieves Roqueñí a la presidencia del Puerto. Y ¿qué dice de esto el PSOE local? Si leen las declaraciones de Marina Pineda, edil socialista y consejera, entenderán, entre argumentos contradictorios e ininteligibles, una cosa con claridad meridiana. El PSOE de Gijón actúa como una quinta columna contra los intereses de la ciudad. Los razonamientos de Pineda no son más que pretextos de consejera portuaria para incumplir la defensa y obligaciones como concejala de la ciudad que la votó, en vez de botarla.