La navaja y el cupo
José Cardín Arenas fue mi profesor de filosofía en el Instituto Jovellanos en COU. Era un catedrático entusiasta y algo estrafalario. Explicaba con una pasión ... tan desmedida que los zangolotinos nos burlábamos. «Vosotros os reís de mí y yo de vosotros, todos somos unos pobres diablos», dijo una vez. Lo cierto es que mi cultura filosófica empezó y se consolidó en el bachillerato, con las clases de este excelente profesor que fue Cardín. Una de las cosas que nos explicó fue lo de la navaja de Ockham, que afirma que los entes, las cosas, no deben multiplicarse sin necesidad, y que «es vano hacer con más lo que puede hacerse con menos». Umberto Eco se inspiró en este escolástico franciscano para pulir la figura de fray Guillermo de Baskerville, protagonista de 'El nombre de la rosa'. La navaja de Ockham se podría aplicar para cortar las barbas de la financiación singular o cupo catalán. Dos pinceladas. La primera es que la 'singularidad' de la que se habla y que, según Montero, la ministra de Hacienda se puede extender a todas las comunidades que lo deseen con lo que sería una singularidad múltiple, es decir una multiplicidad contradictoria. Y no digamos de los entresijos de la 'bilateralidad', 'ordinariedad' y una caja fiscal troceada que repartirá más, recaudando menos. Si aplicamos la navaja, veremos que todo este imposible es un engaño. La segunda pincelada es que la igualdad y solidaridad quedan en entredicho. Lo que se propone para Cataluña es igual que si Somió pidiese que el IBI y los impuestos de plusvalía se repartan según lo que recauda cada parroquia o barrio. Además de insolidario, sería escandaloso. Pues bien, el acuerdo entre el gobierno de Sánchez y Ezquerra, que a muchos socialistas les tiene abochornados, por cierto, en el último congreso del PSOE se aprobó lo contrario de lo que ahora pactan, es eso.
El rechazo del cupo catalán lo comparten el gobierno del Principado y la oposición. En este aspecto, las cosas que unen a socialistas y populares son mucho más sólidas que las que les separan. Por eso, sería necesario que dejasen de marear la perdiz, que se dejen los unos y los otros de tiquismiquis, y que mantengan una unidad sin fisuras y sin dobleces.
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