¿Y la palabra que di?
En el muelle Norte, el de la ampliación del superpuerto en El Musel, se siguen apilando al menos cuatro montañas de carbón, bien visibles desde ... la playa de San Lorenzo. De ello, no nos habla la Autoridad Portuaria, pendiente ahora en mantener la titularidad de la franja marítima de una parte de Naval Gijón y tirar de chequera para pagar las obras. Parece que el Puerto, como ese amigo generoso y rumbero, está empeñado en adelantarse a pagar, y, sin embargo, tanta generosidad –por supuesto generosidad relativa, al final pagamos todos y especialmente la sufrida clase media–, escama. Se mire como se mire, desde que llegó Roqueñí a la presidencia, el Puerto está liderando la oposición política al Ayuntamiento de Gijón, lo que, además de una desfachatez es un error. Desfachatez porque se apropia de funciones políticas que, además de partidistas, no le son propias. Error porque lamina a los socialistas gijoneses, relegados a ser palmeros de lo que decida el Puerto.
Sin meternos en berenjenales, el fondo de la discordia entre Ayuntamiento y Puerto no es otro que el de faltar a la palabra dada, que es aún peor que faltar a la verdad. Entre los ganaderos y por extensión las personas de bien, los acuerdos se rubricaban con un apretón de manos, mucho más efectivo y directo que una firma ante notarios, y tras el que no cabía la vuelta atrás. ¿Por qué el Puerto volvió atrás tras el acuerdo refrendado entre el entonces su presidente, Laureano Lourido, al que se despidió con alfombra roja, y el Ayuntamiento? Si no querían que el Ayuntamiento llevase en solitario la gestión de Naval Gijón, podrían haber llegado a acuerdos y colaboraciones leales entre las dos instituciones. Eso hubiese sido lo deseable.
En 'La venganza de Don Mendo', en la divertida escena de la escalera en la que se le acusa a Mendo de robar, cuando este va a defenderse se queda mudo pensando en que dio su palabra de callar. «¿Y la palabra que di?», repite el caballero. Si se respetasen las palabras dadas, no estaríamos ante esta burda y paralizante astracanada.
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