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Héroes del Simancas se debe conservar

La salida la brinda la misma ley: en edificios de relevancia histórica o patrimonial, los elementos contrarios a la memoria democrática en espacios privados –es el caso– podrían mantenerse añadiendo una placa explicativa

Jueves, 23 de octubre 2025, 02:00

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Como en botica, la Ley de Memoria Histórica ha generado opiniones para todos los gustos antes y después de su promulgación y –al encontrarnos en ... un Estado de Derecho– todas se han hecho acreedoras del máximo respeto. Hoy deseo dedicar este espacio de opinión al programa nacional emprendido sobre la retirada de la simbología franquista que afecta a la pieza escultórica gijonesa conocida como 'Héroes del Simancas' y que está localizada en una de las fachadas del centenario colegio de la Inmaculada. Cierto es que, a juicio de una gran parte de ciudadanos defensores de esta ley, el monumento conmemorativo de lo que ocurrió en aquel lugar hace ya casi 90 años constituye una apología al franquismo y una ofensa a sus víctimas; por ello se encontrarían legitimados para reivindicar que el ofensivo recuerdo sea arrancado de los muros colegiales. Por contra, otros consideran que existe una férrea persecución a una parte de la historia española como fue la del franquismo, y abogan por que sea respetada. En relación a esto, y como mera reflexión, conviene acudir a la praxis de otros territorios autonómicos para ver cómo han sustentado la retirada de la simbología franquista. Quizá la más contundente sea la del Gobierno Navarro, que estableció en su momento lo siguiente: «Cuando hablamos del pasado, es imprescindible distinguir entre historia y memoria. La memoria no niega la historia. La memoria observa el pasado con mirada crítica para consensuar democráticamente qué elementos de nuestra historia merecen un reconocimiento público hoy. Así, cuando se retiran estos símbolos o se cambian nombres de calles o se anulan distinciones hechas en el pasado a personas que participaron en vulneraciones de derechos humanos o colaboraron en la organización del golpe militar de 1936, se hace para construir una mejor convivencia». Podemos estar de acuerdo con esta justificación para proceder a la retirada de ciertos símbolos franquistas. Ejemplo de ello son las representaciones de Franco en parques públicos (bustos o estatuas a pie y a caballo) retiradas con más o menos contestación en la mayoría de las ciudades españolas. Afortunadamente, la aplicación de la ley tiene excepciones, como podemos ver más adelante. En el caso que nos ocupa, soy de los que opinan que puede haber un término medio antes de que la excavadora de turno meta su zarpa para arrancar la escultura. La pieza se inauguró en un acto castrense en el año 1958 y su autor fue Manuel Álvarez-Laviada y Alzueta, autor también de los bustos de Evaristo Valle y de Fleming y de otras esculturas que se encuentran localizadas en la Universidad Laboral.

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