En tiempo de guerra: empresas a salvo
Es época de ajustarse el cinturón, hacer caja, salvaguardar la deuda existente con tipos fijos y, en otro caso, reestructurar la deuda cuanto antes
Cuando comenzamos el siglo XXI, nadie vaticinó que en tan solo dos décadas íbamos a padecer una crisis financiera mundial, una pandemia y, ahora, un ... conflicto bélico de dimensiones insospechadas. La guerra entre Ucrania y Rusia, que no voy a entrar a juzgar porque daría para otro artículo, irrumpe en un momento ciertamente inoportuno. Con un tejido productivo aún frágil por las consecuencias de la pandemia, la guerra, sin duda, despierta todas las alertas no solo entre las empresas que operan en el mercado internacional, sino también en las que operan en el mercado nacional
Desde el punto de vista macroeconómico, los primeros efectos son evidentes: incremento de los costes energéticos -el gas un 30% y el petróleo superando la barrera de los 100$-, que atenta directamente contra la estructura de costes de las empresas, principalmente las grandes consumidoras; restricciones de movilidad que amenazan las cadenas de suministro y una inflación del 7,4% en el mes de febrero. Estos factores, abren un escenario que rompe estrepitosamente con los planes del Gobierno español, en los que estimaba que España crecería al 7%, y hace necesario impulsar con urgencia el proceso de independencia energética en Europa a partir de las energías renovables.
El tejido productivo asturiano no se encuentra, afortunadamente, muy expuesto a los mercados ruso y ucraniano. No obstante, esto no evitará que las sociedades exportadoras se puedan ver atrapadas por lo impagos de sus clientes, como consecuencia directa del colapso por sanciones o la expulsión de las entidades financieras rusas del sistema SWIFT. A ello se añade, para todas las empresas, no solo las exportadoras, el incremento de costes por acopio de materias primas, el incremento de costes energéticos (no se veía una subida igual desde hace 33 años), un incremento de los costes logísticos (subida del precio del petróleo) y un sinfín de factores que, sumados, afectan seriamente a la estabilidad de nuestras compañías.
No es un momento fácil de gestionar, es de mucha incertidumbre e inestabilidad y esos factores son los peores compañeros de trabajo, porque cualquier sector se verá afectado, exporte o no a Rusia o Ucrania, porque todos los flujos internacionales se verán afectados y caerán a corto plazo y, a diferencia de las empresas europeas, las españolas (pymes en un 95%) lo tienen más difícil, porque operan con márgenes de beneficio más pequeños.
Pero ¿qué pueden hacer las empresas? Las expuestas al mercado exterior deben activar los protocolos que conforman su política de riesgos. Una pieza clave es la seguridad en las transacciones y el seguro de crédito a la exportación puede permitir garantizar el cobro de los créditos generados por una actividad comercial cuando el deudor es insolvente. Es el momento para que las empresas desarrollen sus negocios asegurando el tipo de cambio, o con monedas estables como el euro o el dólar. Y un escenario bélico como el que estamos viviendo puede ser la excusa perfecta para iniciar la búsqueda de nuevos mercados más estables. Da igual el sector en el que se opere, porque estas son acciones comunes para todo el tejido empresarial exportador. Son tiempos de ajustarse el cinturón, hacer caja, salvaguardar la deuda existente con tipos fijos (aunque las subidas de tipos serán más suaves de lo previsto) y, en otro caso, reestructurar la deuda cuanto antes.
La rapidez y la audacia son claves para salir indemnes o, por lo menos, minimizar daños. Para ello, es necesario contar con un departamento comercial, jurídico y financiero fuerte y bien preparado, y en el caso de las pymes, mayoritarias en el tejido empresarial asturiano, lo más recomendable es buscar asesoramiento experto y especializado. En definitiva, es el momento de estar atentos, de seguir de cerca la información y activar los niveles máximos de prevención para que nuestras empresas no se vean atrapadas en un conflicto mundial sin sentido.
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