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Roberto Sánchez Ramos, Joaquín del Olmo y Diego Cervero.

El alcalde de Oviedo quiere renovar el césped del Tartiere cada cinco años, empezando este verano

Wenceslao López asegura que las relaciones con el club «son perfectas» pero la entidad elude hablar de sus proyectos

GONZALO DÍAZ-RUBÍN

Miércoles, 27 de enero 2016, 03:56

El alcalde, Wenceslao López, anunció ayer que el Ayuntamiento contempla renovar el césped del Carlos Tartiere, una de las principales quejas del club, durante este verano y, además, repetir la operación cada cinco años. Lo hizo durante la inauguración de una escultura -obra de Bruno Prieto y encargo del Real Oviedo- para conmemorar el 90 aniversario de la fundación del club en la calle Gil de Jaz. El regidor aprovechó para presumir de relaciones con la entidad, anunciar más inversiones por medio millón de euros en el estadio y ofrecer cooperación para la sectorización del estadio o la ciudad deportiva.

Que el césped del Carlos Tartiere no es precisamente el ideal, no es nada nuevo. Este invierno benigno, sin embargo, está ahorrando hasta ahora a la afición y a los jugadores las imágenes de tapines levantados, calvas y charcos de temporadas pasadas. Cuando Gabino de Lorenzo anunció la construcción de un nuevo campo, en lugar de reformar o girar el de Buenavista, hubo críticas a la ubicación elegida por empozada y por la orientación Norte-Sur del proyecto, que minimiza las horas de sol. Para remate, el presupuesto inicial de 24 millones de euros se duplicó durante las obras y el césped casi se improvisó -se compró en Luarca- para llegar a tiempo al partido inaugural, el 17 de septiembre de 2000, entre el Real Oviedo y U. D. Las Palmas.

El resultado de todo esto -poca luz, terreno de juego sobre un arenero, ejecución apresurada y escaso mantenimiento- es el previsible. El alcalde recordó que «es un césped que lleva quince años puesto y que debería reponerse cada cinco», por lo que, anunció, estudian fórmulas «para cambiar el césped cada cinco años, porque si no se apelmaza». López insistió en que el Ayuntamiento cumple razonablemente bien con la conservación del campo, pero sobre todo en que, «por primera vez, se está trabajando en un plan de inversiones para a otras mejoras, independientemente del mantenimiento. Hay que mirar qué tipo de obras se van a contemplar, pero estamos hablando de medio millón de euros destinados a cosas pendientes como palcos, megafonía o asientos».

Con medio millón de euros no se avanza en la sectorización del estadio. López aseguró que el Ayuntamiento está a la espera de saber «qué sectorización» hay que hacer, a la espera de saber «qué requerimientos pone la Liga de Fútbol Profesional».

La división del campo en sectores es uno de los puntos de fricción entre el Ayuntamiento y el club. Según el convenio de cesión del estadio, la Administración es responsable mientras el Oviedo no vuelva a Primera. El alcalde habló ayer de la «ilusión» entre los oviedistas por la situación del club «tras muchos sufrimientos». Si la ilusión se cumple, el Ayuntamiento se ahorraría muchos millones en obras, pero se los cargaría al club, que pretende una sectorización completa, que permita diferentes precios en los abonos. Un dineral en accesos separados (y vías de evacuación), accesibilidad (ascensores o rampas incluidos) o multiplicar los aseos existentes.

«Relaciones perfectas»

Mientras el alcalde insistía en que las relaciones con el club «son perfectas», hacía votos para que la ciudad deportiva del Real Oviedo se construya en Oviedo porque «es donde tiene que estar» y señalaba la necesidad de escuchar los deseos y las pretensiones del club carbayón para sentarse luego con el Grupo Carso a «hablar con rigor de cara al futuro». Pero la directiva del Real Oviedo al completo solo hablaba del aniversario del club.

El presidente, Jorge Menéndez Vallina, destacó que la escultura «significa rememorar el 90 aniversario de la fundación de un club muy querido en la ciudad. Es el club de todos los ovetenses, los asturianos y de todo el mundo» y anunció que «va a haber muchos actos. Cumplimos 90 años, y este club, que dieron por muerto, está muy vivo». No adelantó cuáles, como tampoco habló de la relación con el Ayuntamiento.

La escultura consta de 26 secciones circulares de bronce fundido, que evocan balones y cuyo número hace referencia tanto al día del mes como al año en que se fundó el Real Oviedo. Ayer brillaban, pero su autor, Bruno Prieto, ha dejado sin tratar el metal para que vaya cambiando, con la esperanza de que coja «los tonos azules» de la colada del bronce. Tras trabajar sin parar en el proyecto durante 15 días, desde que recibió el encargo, ayer mostró su satisfacción porque «todos los discos ayudan a la sujeción del conjunto, todos son necesarios, son un equipo, y no hay ni el más mínimo resquicio entre ellos, para lo cual ha sido necesario desarrollar una técnica pionera de encastrado de las piezas, para dar esa idea de unión».

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