El Antiguo espera una «mayor afluencia de clientes» y «más seguridad» con las peatonalizaciones

Uno de los sectores que conoce al milímetro cada palmo de estas seis calles son sus comerciantes, que ven más que positivo continuar con el plan de peatonalizaciones iniciado en los años ochenta y que prosiguió a lo largo de una década en el Oviedo Antiguo. «Ganaremos seguridad; por la calle Pozos pasan pocos coches, pero lo hacen a gran velocidad», indican.

Son palabras de Yulena García de Cano Cornejo, quien subraya que la estrechez de la vía, y por consiguiente la de sus aceras, hace presagiar a los peatones que la zona ya es peatonal caminando por la carretera hasta que pasan coches, generando así un problema de inseguridad. Es por ello que califica las obras iniciadas hace unos días por el Ayuntamiento como «positivas» y auguran que beneficiarán a su negocio. «La zona de paso de los peatones es tan estrecha que la gente tiene que ir en fila india; además, nuestra clientela suele ser mucha gente mayor».

Opinión compartida por Encarna Legazpi de La Bohème, de la calle Mendizábal. «Todo lo que sea peatonalizar está bien; hace unos años tomar este tipo de decisiones era muy polémico pero se ha demostrado que es mucho mejor». ¿La razón? Las peatonalizaciones dan lugar a que la gente pasee por delante de sus establecimientos observando sus escaparates y animándose a entrar. «Habrá mayor afluencia de clientes; ahora somos una zona de paso». No obstante, lo que espera esta comerciante es que el resultado «sea bonito» y atractivo para así seguir sumando clientes tras nueve años de actividad.

Otra de las preocupaciones entre los comerciantes de la zona es que se mantengan los horarios de carga y descarga para poder continuar llevando con facilidad los materiales a sus establecimientos. «Me gustaría que pudiésemos continuar pasando a pesar de esta peatonalización que veo bien», añadió Álvaro Mendoza de la paragüería Sondova de la calle Ramón y Cajal.

También miran al futuro los negocios de las calles Rosal y Mendizábal. La peatonalización de ambos tramos pertenece a una segunda fase y aquí la opinión es más dividida. «Una vez cerrada la calle Fruela es lógico que se continúe por Rosal», según explica Enrique Maradona de la librería Pasa Página. «Mi experiencia con las peatonalizaciones –eran los propietarios de la librería La Palma de la calle Rúa– es que es positiva para el comercio porque la gente pasea más. Sin embargo, hacerlo en Martínez Marina es más complicado debido a que tiene más tráfico».

Aquí entra en juego la Zona de Bajas Emisiones porque una de las pretensiones es que la calle Marqués de Santa Cruz sea un límite para los coches contaminantes, que sólo podrán entrar en el parking de La Escandalera o subir la vía. «El cambio costará porque Martínez Marina es una zona concurrida de coches. La peatonalización a los comerciantes nos beneficiará», añadió Laura Fernández de Sanla, ubicada entre las calles Rosal y Martínez Marina.

«Hace años peatonalizar era muy polémico, pero se ha demostrado que es bueno»

«Me gustaría que pudiésemos descargar a pesar de la peatonalización»

«Por la calle Pozos pasan pocos coches, pero lo hacen a gran velocidad»

«Mi experiencia con las peatonalizaciones es positiva para el comercio»

«La peatonalización nos beneficiará a los comerciantes»