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La apertura del Arca Santa fue, ante todo, un «acto inusual» que cambió la historia y posición de Oviedo, convirtiendo a la ciudad en un centro de peregrinación de gran transcendencia para toda la cristiandad. Alfonso VI, acompañado por su hermana Urraca y posiblemente por el Cid Campeador, viajó a Oviedo en tiempo de cuaresma en el año 1075 para asistir a la apertura del Arca Santa –procedente en su origen de Jerusalén y que llegó a Oviedo en tiempos de Alfonso II 'el Casto'– . En su interior, 85 reliquias –de Cristo, de la Virgen, de apóstoles o de santos– que, en su conjunto, significaron un antes y un después para la ciudad.
Este próximo jueves 13 de marzo se cumplen 950 años de la apertura del Arca Santa, un hecho que sitúa a Oviedo «como uno de los relicarios principales y uno de los centros de peregrinación principales de la cristiandad». Con motivo de tal importante efeméride, el canónigo y archivero de la Catedral, Juan José Tuñón; la directora del Museo de la Iglesia, Otilia Requejo; y el profesor de la Universidad de Oviedo, Miguel Calleja, abrieron las puertas del Archivo catedralicio para exhibir el documento 'Acta de la apertura del Arca Santa y donación del concejo de Langreo a la Sancta Ovetensis', un pergamino escrito en Latín «que recoge la visita del Rey Alfonso VI y nos transmite dos dimensiones: por una parte, refleja cómo se preparó el acto, la visita real; y en segundo lugar, cómo se prepararon espiritualmente, puesto que la motivación era religiosa y no de curiosidad. Querían venerar las reliquias a las que acompañaba toda una tradición y unas leyendas que rodeaban de extraordinario todo lo que tenía que ver con las reliquias de los santos», explicó Tuñón.
El documento, continuó, recoge los asistentes, el listado de las reliquias, y «en tercer lugar, la respuesta que da el monarca con esa donación del concejo de Langreo a la Iglesia ovetense». Todo ello, apuntó, responde a «la importancia» que para el Rey «tiene este lugar» y «también a una política orientada a potenciar precisamente el Camino Jacobeo como el Camino que trae al Salvador«.
El pergamino que custodia el Archivo de la Catedral y que se encuentra en unas condiciones óptimas recoge «la solemnidad» con la que se procedió a la apertura del Arca Santa. Un hecho, en palabras del profesor Calleja, «particularmente relevante». Que el Rey Alfonso VI «que lleva ya diez años en el trono y ha accedido en unas circunstancias particularmente complejas» venga a Oviedo «tiene una significación especial porque Oviedo era el origen de la dinastía, el lugar donde estaban sepultados sus antepasados». Obtiene, así, «la legitimidad de acudir al punto de partida».
El pergamino, relató el profesor, tiene dos partes. Una de ellas «es común a todos los documentos de la época, una donación». Alfonso VI atraído por el prestigio de las reliquias y por la importancia de la Catedral y del Obispado, «concede la jurisdicción sobre la tierra de Langreo», por lo que, a partir de ese momento, el obispo «va a tener capacidad de nombrar oficiales, recaudar impuestos y administrar funciones públicas».
«El documento nos cuenta que no era un acto habitual abrir el Arca, que se había intentado décadas atrás, sin éxito, y, con ese tono milagroso habitual en las narraciones de la época, cuenta cómo al abrir el Arca décadas atrás, una luz cegadora había animado a quienes lo intentaron, al entonces obispo, a no continuar». Pero en año 1075, –según también se recoge– «con particular cuidado, se procede a la apertura y que va a producirse también en circunstancias milagrosas, va a permitir el reconocimiento de un larguísimo listado de reliquias».
En total, 85. Fundamente, «restos de santos, que actúan como contacto entre el mundo terreno y el celeste». Un listado «inusual, porque pocas Diócesis y Catedrales de la época pueden argumentar uno de tal importancia».
«Ahí abrimos ese futuro tan importante para la ciudad que se convierte en un atractivo, porque acudir a las reliquias, peregrinar, visitar los relicarios del occidente, va a ser uno de los movimientos habituales en la época medieval en búsqueda de salvación. Oviedo se va a constituir en uno de los relicarios principales y uno de los centros de peregrinación principales de la cristiandad. Así que la peregrinación a San Salvador tiene aquí su punto de partida».
La primera parte del documento contiene la narración de esa apertura. La segunda parte es la de la donación. Y al final, el listado de todas las personas que estuvieron presentes. «Están las hermanas del monarca, vienen con él varios obispos, están las autoridades civiles, numerosos condes de todo el reino, desde luego las personas más significativas de la ciudad de Oviedo, el clero capitular, el obispo», explicó el docente. Y todo ello se cierra «con la suscripción del notario del Rey que escribió este testimonio en el día señalado que ahora conmemoramos».
Es significativo que la primera persona que suscribe ese pergamino es doña Urraca. Refleja que «el poder femenino en la corte regia es muy importante en esa época; ella va a destacar, como muchas de las mujeres nobles de la época, promocionando centros eclesiásticos». También figura un Rodrigo Díaz, actuando como juez, que bien podría haber sido el Cid Campeador, «un noble del reino que está en entorno del monarca y le acompaña en sus desplazamientos por el reino».
Tras mostrar el pergamino y volver a depositarlo en su lugar para su óptima conservación, la directora del Museo de la Iglesia, Otilia Requejo, detalló todos los pormenores del Arca Santa desde la propia Cámara Santa. Tras incidir en que «la propia Catedral es el gran relicario de Oviedo, por eso se denomina la Sancta Ovetensis», explicó que es «polo de atracción de miles de peregrinos desde el siglo XII e incluso antes».
Requejo recordó que, según los documentos, el Arca Santa dejó Jerusalén por la invasión persa y tras pasar por Toledo y debido al avance musulmán, terminó en Oviedo. «Hasta la llegada de Alfonso VI no se conocían las reliquias que contenía el Arca Santa», cuya apertura fue un ceremonial «de gran transcendencia para toda la crisitiandad».
También explicó la importancia del Arca en sí, sometida en 2017 a una cuidadosa restauración y cómo entre su iconografía se refleja a un Cristo triunfante, no sufriente, rodeado de los apóstoles.
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