Una de cada tres usuarias de la Casa de Acogida de Oviedo ha sufrido maltrato físico y psicológico

«La violencia de género, manifestación extrema de la desigualdad entre hombres y mujeres, está considerada actualmente como uno de los crímenes más violentos de la sociedad». Así comienza la memoria municipal de la Casa de Acogida respecto a 2024, que incide en la necesidad de que en Oviedo exista este recurso para «las mujeres y sus hijos e hijas víctimas de este tipo de violencia».

La casa, como tal, se concibe «como un puente en situación de urgencia, una alternativa de vivienda hacia una convivencia normalizada» y, por otro lado, «como servicio de asistencia social, ya que se procura a las víctimas –a las mujeres y a sus descendientes– los apoyos necesarios para potenciar sus recursos y evitar la cronificación de la situación».

Lacra social

Con este objetivo, el balance de la Casa de Acogida, cuya gestión corresponde a Cruz Roja Española en Asturias, advierte, a través de datos reveladores, que la lacra de la violencia de género ni cesa ni desciende. Con una ocupación del 97,96% el pasado ejercicio –en 2023 fue del 106,93–, a lo largo del año evaluado hasta en 20 ocasiones se ocuparon apartamentos de manera compartida por dos usuarias –unos datos similares al ejercicio anterior–. La atención ascendió a 104 usuarias –86 ingresos más 18 anteriores–, que tenían 64 hijos y dos personas a cargo; mientras que en 2023 fueron 76 las mujeres atendidas, con 55 hijos y 4 personas a su cargo.

La media de edad de las usuarias está en 38 años –de las 86 que accedieron en 2024, 5 tenían entre 18 y 20 años y otras 5, más de 60–. El 61,63% son solteras; el 54,65% con estudios primarios –sólo dos usuarias habían estudiado Bachiller y una tenía estudios universiarios–. El 63,95% eran de nacionalidad española –31 mujeres procedían del extranjero, aunque sólo se contabilizan como inmigrantes a 26 al tener las 5 restantes la nacionalidad española–.

¿Y cómo y en qué estado llegan? La inmensa mayoría –casi el 60%– acudió derivada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado frente a un 9,3% que lo hizo por iniciativa propia. Lo que llama la atención que la gran mayoría, el 73, 26%, es decir 66 casos –una de cada tres usuarias–, había sufrido maltrato físico y psicológico; el 26,74% (23 casos) maltrato psicológico en exclusiva. Del total, el 13,95% (12 mujeres) manifestaron haber padecido maltrato sexual. Otro dato importante: en el 74,42% de las situaciones, el agresor es la pareja.

Son muchas las secuelas que acarrean las víctimas y sus hijos. Para su proceso de recuperación es importante tener en cuenta el tiempo de convivencia con la situación de maltrato. El 38,37% de las mujeres lo sufrieron durante menos de un año; pero, advierten los números, un 13,95% de las usuarias llevaba soportando esta lacra 16 años o más.

En cuanto a los menores que llegan con sus madres, a lo largo de 2024 se prestó atención profesional a 62 niños –de los que 7 habían ingresado en 2023– y el 25,43% tenían entre 1 y 3 años; el 21,82%, con entre 12 y 15 años.

La Casa de Acogida es un servicio esencial de ayuda y de preparación para un nuevo futuro tras sus puertas y lejos del agresor. El 21,84% de las mujeres que salieron de la Casa de Acogida –87– realizó algún curso formativo durante su estancia en el recurso y el 43,68% contactó con recursos especializados en la búsqueda de empleo. Además, el 82,76% de las usuarias tenía ingresos económicos al salir frente al 64,37% que contaba con ellos al ingresar en la misma. Una situación mejor.

El drama de la violencia de género no cesa. La Casa de Acogida, como otros recursos, se tornan completamente necesarios hoy en día, y otros pequeños gestos de concienciación, como el minuto de silencio que todos los meses realiza la corporación municipal –salvo Vox– ante la Casa Consistorial por las mujeres asesinadas. Esta misma semana, un gijonés ha sido detenido acusado de matar a una mujer –estaba desaparecida desde mayo– y ocultar su cadáver en un cubo de basura en su vivienda.

Y también es importante recordar las palabras de la fiscal de Violencia sobre la Mujer en Asturias, Aránzazu Fernández, quien en una entrevista a este diario subrayó que «el juzgado de violencia está colapsado. Hay señalamientos ya para 2027».