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La cripta medieval de Santa Leocadia de la Cámara Santa con el suelo encharcado ayer. ALEX PIÑA

La cripta de Santa Leocadia de la Catedral sufre filtraciones y urge una actuación integral

El deán, Benito Gallego, explica que «entra agua a través de los desagües» y en días de lluvia el suelo de la capilla medieval se encharca

ALBERTO ARCE

OVIEDO.

Sábado, 3 de octubre 2020, 00:28

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Los siglos no afectan a la piedra con tanta virulencia como sí lo hacen al mortero o a hierro, pero el agua, que siempre encuentra grieta por la que escabullirse, es uno de sus mayores enemigos. La cripta de Santa Leocadia de la Cámara Santa de la Catedral, de origen medieval, urge un «saneamiento completo» debido a las continuas filtraciones, que llegan incluso a encharcar el suelo de la pequeña capilla inferior en días de lluvia, como el de ayer. Así lo manifestó, en declaraciones al diario EL COMERCIO, el deán Benito Gallego.

El problema no es nuevo. Durante una de las últimas comisiones presenciales sobre el área de Cultura en el Parlamento asturiano, por el mes de febrero, la consejera del ramo, Berta Piñán, advirtió de la necesidad de llevar a cabo una «una actuación integral» en la cripta, una de las dos capillas superpuestas que articulan la Cámara Santa. Actuar en ella, no obstante, «es algo más delicado», confirmó el deán, tras explicar que «entra agua a través los desagües». «Una restauración allí no es nada fácil, por eso no se ha planteado todavía», aseguró.

Mientras tanto, las obras pendientes en la 'Sancta Ovetensis' ya han comenzado a llegar a su fin. La Catedral ha reestrenado en las últimas semanas los cinco retablos barrocos de la girola, ubicados en el interior de las capillas radiales de la nave del trasaltar. Una obra, dividida en cinco partes, que ascendió a 300.000 euros y que fue encargada a cinco restauradores diferentes. Entre ellos, el fallecido Luis Suárez Saro, cuyo última legado puede observarse en el renovado retablo de San Pedro. Los otros cuatro fueron responsabilidad de Paula Sánchez Ablanedo, Natalia Díaz-Ordóñez, Jesús Puras y Pablo Klett.

«Han quedado realmente bien, es un gran resultado y ahora es una maravilla pasear por la girola», explicó el deán. «Estamos muy contentos», reiteró, ya que «han recuperado el tono», y además, han reaparecido partes perdidas o tapadas con el tiempo, como las pinturas murales o las cartelas originales de la capilla de San Andrés.

La otra pata de la puesta a punto del templo se encuentra en la capilla de Los Vigiles. Por lo pronto, prosiguió Gallego, los especialistas de Valuarte Conservación de Patrimonio se encuentran «rematando la iluminación» de la capilla y «en una semana retirarán los andamios».

Con su culminación se tachará la penúltima obra pendiente del plan director de la Catedral realizado por Jorge Hevia y Cosme Cuenca, que cumplirá 24 años el próximo mes de noviembre. Fue en 1996 cuando estos arquitectos expusieron todas las mejoras necesarias para garantizar el futuro del templo y desde entonces, las obras, escalonadas, de rehabilitación ya han consumido más de 5,2 millones de euros (5.263.570,382 euros).

Retrasos y pandemia

En pocos días, Los Vigiles -si bien la pandemia y el otoño ralentizarán las visitas una vez inaugurada- revelará su brillo perdido durante décadas a causa de la humedad. En su interior, no obstante, los trabajos han servido para descubrir la capilla perdida de Santa María, que se erigió entre 1627 y 1640 bajo la firma de los arquitectos Naveda, De la Huerta y Manzano, y han sacado a la luz, entre otras curiosidades, la tumba del que fuera obispo de Segovia y Valladolid, Juan Vigil de Tuñones (quien la mandó construir). Por otra parte, gracias al trabajo de los arqueólogos, se puede observar cómo ese fue el origen estructural de la capilla del Rey Casto actual entre los siglos XVII y XVII.

La rehabilitación de la histórica capilla arrancó en noviembre del año pasado después de que las acometidas fuesen adjudicadas a la empresa palentina por 296.000 euros con cargo a las cuentas del Gobierno central y con un plazo estimado de ejecución de seis meses. El confinamiento la cogió por el medio y la vuelta al trabajo tuvo que posponerse hasta casi el verano.

En el exterior de la Catedral de Oviedo, los profesionales también se encuentran ultimando la instalación la nueva línea del pararrayos en el Jardín de los Reyes, ante la capilla del Rey Casto. Con todo ello, ya solo queda una obra para cerrar el plan: la rehabilitación de las malogradas vidrieras sur.

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