«Dejamos trabajos fijos, nos han vendido la moto»

Con una media de edad de 45 años, alta cualificación y un panorama laboral «que pinta muy mal». Este es el perfil de los 52 trabajadores que conforman la plantilla de la fábrica trubieca de Explosivos Alaveses (Expal). Treinta de ellos empleados fijos y el resto, eventuales. Sobre todos ellos se cierne un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) traducido en un despido colectivo que les afecta laboral y personalmente. «La gran historia de todo esto es que cuando nos hicieron la entrevista para entrar aquí nos dijeron que era por un contrato de diez años que podría ampliarse a treinta.

Tan solo llevamos cuatro años en esta planta después de haber dejado muchos de nosotros trabajos fijos, nos han vendido la moto». Es el lamento de Roberto Tuñón, el trabajador con más antigüedad de la plantilla. Tras cuatro años trabajando en la factoría de Expal en Trubia ve como se cierne sobre él y sus compañeros un futuro incierto. «La puesta en marcha de esta fábrica fue muy costosa y lo que no se dan cuenta es que si se cierra, estas instalaciones no aguantarán sin mantenimiento por lo que en caso de que quieran volver a arrancar la producción daría muchos problemas». Hay que recordar que pese al anuncio de cese de actividad, Expal mantendría las instalaciones del antiguo Taller de Municiones de Trubia, alquiladas hace tres años al Ministerio de Defensa durante una década.

Arturo Homs tiene 35 años. Dejó un trabajo fijo para incorporarse a la plantilla de la factoría en el año 2017. «Yo tenía un trabajo indefinido y lo dejé por esto, porque te ofrecían mejores condiciones y unas perspectivas de futuro y vida laboral. Ahora no sabemos cómo va a acabar todo esto, pero si sé que si no llega a buen puerto la recolocación será complicada porque Asturias también está en una situación difícil en cuanto a panorama laboral». Es el horizonte que dibuja este trabajador que asegura que «me duele todo esto porque todos tenemos perfiles de alta cualificación y nos engañaron», lamentó.

Para Óscar Miranda, con 39 años y un hijo, «el futuro pinta mal», lamentó. «Te dejan a las puertas del paro con una edad complicada». Lo que no alcanza a entender este trabajador es que se hable de despidos y cierre cuando «la planta es viable», aseguró.

Los ánimos entre los trabajadores van apagándose porque «la perspectiva es mala, no vemos posibilidad de marcha atrás», lamentó Julio Santano. Tiene 49 años y se incorporó a la factoría hace tres y medio. «La edad no acompaña mucho a la hora de buscar nuevo empleo porque no es lo mismo tener 25 que 50 aunque hay que seguir adelante como se hizo siempre».