Dos jóvenes ovetenses diseñan baños para aviones
Guillermo Fernández y Mateo Magaz presentan a Iberia y Airbus un aseo para vuelos transoceánicos que se autolimpia en 20 segundos
Ir al cuarto de baño en un avión que realiza una ruta transoceánica puede ser un alivio o un problema. Todo ello principalmente dependiendo de la limpieza del inodoro. Eso debieron pensar varios estudiantes de la Universidad Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT) de Madrid, entre ellos dos ovetenses, Guillermo Fernández y Mateo Magaz, que han realizado el diseño de baños autolimpiables en el momento para Iberia y Airbus.
A la hora de plantearse un viaje de largo recorrido en un avión el pasajero tiene tres realidades, subirse al aparato, sentarse en su asiento e ir al baño. Las dos primeras están solucionadas desde hace tiempo pero la tercera es algo más compleja pues los baños en un avión transoceánico se utilizan una media de 55 veces por cada aseo del avión. Esto supone mucho uso sin limpieza y provoca muchas quejas entre los usuarios pues de la mitad del viaje en adelante los urinarios empiezan a estar sucios.
Ante esta situación, los jóvenes ovetenses han rediseñado la experiencia del uso del baño con lo que ellos mismos llaman el RAISS o Restroom Autonomous In-Flight Sanilizing System que «consiste en instalar un robot de limpieza en el suelo oculto en un lateral y otro oculto en la taza del váter para que tras el uso y durante unos 20 o 25 segundos se auto limpie el habitáculo y así que la siguiente persona que lo utilice lo encuentre limpio y en perfecto uso», según explican los propios Guillermo Fernández y Mateo Magaz.
Lo que parece una cuestión sencilla, que es limpiar un baño, se transforma en un problema complejo a la hora de diseñarlo e integrar los robots sin que se sepa que están ahí y en un habitáculo pequeño como es el baño de un avión, donde lo que siempre falta es espacio, aunque sea un gran aeroplano de largo recorrido.
«Es complejo simplificar todos los problemas para que el viajero encuentre un baño limpio y, sobre todo, que tenga que tocar la menor superficie posible. Ahí está el trabajo de diseño», afirman los jóvenes. Incluso en su proyecto han instalado una ventana virtual (los baños de los aviones no tienen ventanilla) para que el pasajero pueda ver a través de una cámara el exterior del avión durante el viaje o pueda leer la comunicación interna que la tripulación vaya explicando al pasaje. «Además, puede servir para reducir la claustrofobia que puedan tener ciertos pasajeros en el minúsculo interior del baño de un avión», explican.
El diseño, que lleva incluido un importante trabajo de luminoterapia y aromaterapia, por razones obvias, lo presentaron los jóvenes al certamen de interiorismo de aviones en categoría universitaria y «quedamos en entre los tres primeros. Ganaron los chinos, como siempre».
El grupo de compañeros universitarios que lideran estos dos jóvenes ovetenses ya han realizado otros proyectos laureados y complejos como el diseño, a través de la marca alemana Adidas de un bastón para un 'skater' invidente, Dan Macina, o la colaboración con la empresa danesa de mobiliario Pilma para dar un diseño mediterráneo a una silla, llamada Kram, y «que se vende en su página web», afirman.
Son jóvenes que diseñan funcionalidades importantes para la vida de las personas y que salen a buscar el trabajo porque saben que aunque les guste Oviedo, que les gusta, nadie va a venir a buscarlos, así que «no queremos esperar a que llegue el trabajo, vamos a buscarlo». Ovetenses, jóvenes y emprendedores, poco más se puede pedir.