Los ancianos desahuciados en Oviedo, buscan nueva vida
El matrimonio se arruinó con un negocio de hostelería | A la espera de lograr una paga de jubilación y un alojamiento, los septuagenarios están «esperanzados» tras 20 días de «incertidumbre»
ALBERTO ARCE
OVIEDO.
Jueves, 27 de septiembre 2018
El pasado 18 de septiembre, un matrimonio de ancianos, de 72 y 74 años, salía, a primera hora de la mañana, de la que había sido su casa al menos durante siete años. Cargaron lo que buenamente pudieron llevarse en las manos y dejaron las llaves puestas, no querían alertar a los vecinos. Desde allí; desde un apartamento situado en el número 29 de la céntrica calle Caveda, y apesadumbrados por la orden de desahucio que habían recibido el día anterior que desoía un acuerdo verbal con la parte demandante, decidieron acudir a un lugar conocido y cercano en el que pudiesen mantenerse en el anonimato: el Campo de San Francisco. Allí, en uno de los viejos bancos de madera, pasaron dos días y dos noches a la espera de una solución, que aún no ha llegado del todo.
Todo comenzó hace al menos dos años. El matrimonio regentaba un negocio de hostelería que, ante los envites constantes de la crisis, se vio obligado a cerrar sus puertas al público. Lo intentaron, primero, trasladando el local, pero no funcionó, y su dueño decidió desistir. Su mujer lo apoyó en todo momento, pero la quiebra de su sustento hizo que, poco a poco, la pareja dejase de tener la capacidad de hacer frente a las constantes facturas, tanto al propio alquiler de su vivienda como las cuotas de autónomos.
De esta forma se fue generando una deuda que, a día de hoy, ronda cercana a los veinte mil euros (9.750 euros, al menos, provienen del impago de veinte mensualidades de arriendo, y una cifra muy similar corresponde a la Seguridad Social).
Por suerte, a día de hoy, la familia está viendo la luz al final del túnel y está llevando a cabo todos los trámites pertinentes para poder acceder a una alternativa habitacional y a un mayor umbral de ingresos. El hombre, que hasta la fecha no había tenido acceso a una pensión de jubilación pese a haber cotizado desde 1961, no se dio de baja como trabajador por cuenta propia; quizás por desconocimiento, quizás por cansancio, pero eso entorpeció el camino de la jubilación debida y aumentó la deuda hasta las cifras actuales.
En la mañana de ayer, y tras «un infierno burocrático que los llevó, incluso, a cuestionarse los motivos de su existencia», según afirmaron fuentes cercanas al matrimonio afectado, todo comenzó a ponerse en marcha. El hombre había reunido todos los papeles necesarios para conseguir su paga de jubilado -muchos se encontraban en la casa de la que tuvieron que partir; muy difíciles de recuperar- y juntos, asistieron después a la oficina de Servicios Sociales de la calle Campomanes para comenzar a tramitar su acceso a una alternativa habitacional y pedir cita para futuras reuniones.
«Ahora, tras casi veinte días de incertidumbre, están más optimistas, más contentos, esperanzados».