«Oviedo también tenía talleres de azabache en el entorno de la Catedral»

«El papel del azabache se vuelve protagonista a finales de la Edad Media», comenzó su explicación el maestro Valentín Monte. Así, explicó cómo «la vinculación del azabache y el Camino de Santiago es muy potente; por lo que también lo será esa unión entre Asturias y la capital compostelana». Habría que remontarse al siglo XI, cuando la peregrinación ganó más fuerza, para entender que «quienes llegaban a la capital gallega se llevaban de allí una vieira, sobre todo para poder beber agua, y de recuerdo».

Los comerciantes «comprendieron entonces que era todo un negocio», y cien años después, prosiguió, «llegaron a la conclusión de que hacer esas conchas de plomo o estaño daba un mayor rendimiento». Pero fue tras este descubrimiento cuando «un grupo de personas entendió que con azabache, una piedra mucho más cara, el negocio era aún más rentable».

Así, también explicó Estrada, «se llegaron a hacer pedidos a Asturias de centenares de miles de piezas en azabache», pues Galicia no tiene yacimientos». Y, si bien era conocida esa historia azabachera en Gijón y Villaviciosa, «tras las excavaciones del Museo de Bellas Artes podemos decir que Oviedo también tenía talleres, en el entorno de la Catedral, en la zona de la calle Alfonso II», en palabras de Estrada. «Ya sabíamos que Oviedo había sido capital azabachera, pero ahora tenemos ese testimonio material necesario para corroborarlo».