«La paciencia y las reservas económicas tienen un límite»

-¿Cómo resiste el Bulevar de la Sidra este segundo envite de la paciencia?

-La paciencia y las reservas económicas tienen un límite.

-¿Qué ha ido mal?

-Las administraciones han cometido dos errores, a cada uno más grave: han señalado con el dedo a nuestro sector como culpable de la propagación del virus sin ningún tipo de prueba, y no han dado a elegir entre solucionar la situación sanitaria o la economía. Lo único que han hecho bien ha sido manifestar su incapacidad para hacer esas dos cosas a la vez. Han convencido a la gente de que la culpa de la pandemia es nuestra. Nos han llamado asesinos y terroristas por querer trabajar. ¿Usted se imagina que le dicen esto a un funcionario, que va a estar sin cobrar nueve meses?

-Aún no se ha dado el caso.

-Porque es impensable.

-¿Qué necesitan?

-Un plan de rescate. Este país tiene experiencia en rescatar sectores económicos concretos. Adrián Barbón, en su día, utilizó el ejemplo de Alemania por su rapidez para decretar el cierre de la hostelería. Yo también quiero utilizarlo, porque la otra parte de esa afirmación parece que no interesa tanto: Allí han puesto sobre la mesa un plan de 30.000 millones de euros.

-¿Abrir a toda costa o abrir bien?

-Lo que pido es que entiendan la gran diversidad que existe dentro de la hostelería. No funcionan igual las empresas de esquema familiar con dos o tres empleados que otra con treinta y estructuras casi industriales. La hostelería no se puede abrir ni cerrar de un día para otro. Que hayan hecho eso con nosotros solo manifiesta la falta de empatía que han tenido con el sector.

-2020 está perdido, ¿ahora qué?

-2020 está perdido y puede que 2021 también lo esté. La primera solución que dio este Gobierno, lejos de un rescate, fue que pidiésemos un crédito ICO, es decir, que nos endeudásemos. Estarán perdidos los próximos años, al menos hasta que devolvamos esos préstamos.

-¿Qué necesita Gascona para navegar con cierta tranquilidad por el 2021?

-Lo mismo que el resto del mundo: una vacuna. Eso haría que este virus atroz se convirtiese en una infección más de las que ya conocemos y controlamos, que se perdiera el miedo y se pudiese recuperar la normalidad.

-La capacidad económica de la gente también estará mermada.

-Ese es el segundo punto. Todos tenemos ganas de alternar y de ocio, de eso no cabe duda, pero no todos van a poder hacerlo. Y es precisamente por eso, porque han dejado a la economía en una esquina mientras luchan contra la pandemia.

-¿Cree que las autoridades improvisan?

-Claro. ¿Acaso no ha sido vergonzosa la forma de prorrogar el cierre prometiendo un 'ya veremos si la cosa mejora en unos días'? Pura improvisación.

-Ayer salió a manifestarse.

-Se ha demostrado que el sector está más unido que nunca, que luchamos todos juntos y en el mismo camino, y que necesitamos trabajar.

-Tras el primer cierre, usted ya temía por el segundo. Ahora siguen, desde hace un mes, sin poder volver a la actividad, ¿las cosas pueden ir a peor?

-Ya están hablando de la tercera ola y cuando hablaron de la segunda, no se equivocaron. Solo sé que un tercer cierre en enero o febrero podría ser brutal e imposible de soportar. Seguimos aquí porque vino un buen verano, pero ya. Nada más.