Fernando Villabella, presidente del Alimerka Oviedo Baloncesto
«Ir al Palacio de los Deportes es como pasar de EGB a BUP, se trata de crecer»«Hace años escuché que en Oviedo gustan las cosas buenas y si el espectáculo es bueno, la gente se engancha»
Fernando Villabella (Oviedo, 1962) se describe a sí mismo con humor como «un muy mal jugador de baloncesto» debido a su estatura de 1,70, ... pero su pasión por el deporte lo ha llevado a un terreno mucho más influyente: la presidencia del Oviedo Club Baloncesto. Desde este rol, lidera con tenacidad el proyecto de un club que, aunque no goza del fervor masivo que el baloncesto suscita en otras ciudades, lucha por consolidar su espacio y arraigarse en el tejido social ovetense. Con los pies en la tierra, sueña con llevar al OCB a la élite.
–Para empezar, ¿qué balance hace de la temporada que acaba de terminar?
–El balance para mí es muy bueno. Calificaría la temporada con un 7,5 o un 8. Estuvimos a una canasta de poder entrar en el playoff de ascenso, así que es un balance muy positivo.
–Con la vista puesta en la próxima campaña, ¿cuál es el objetivo deportivo?
–A mí me gusta ir como el gran Cholo Simeone, me gusta ir partido a partido y poco a poco. Yo creo que tenemos un reto muy grande que es ir al Palacio de los Deportes y tenemos que vender la ilusión de que estamos allí, pero vamos a ver si conseguimos primero la salvación lo más rápidamente posible y, a partir de ahí, que podamos pensar en cotas mayores. Pero lo fundamental es mantenerse.
–El salto al Palacio de los Deportes es un cambio mayúsculo. ¿Cómo se está adaptando el club a esta nueva dimensión?
–Llevamos 21 años en un pabellón que, cuando empezamos, a lo mejor entraban 300 o 400 personas y al final entraban 1.400. Nos hemos ido adaptando poco a poco a ese incremento. Piensa que ahora vamos a pasar a uno de cerca de 5.500 espectadores. Y eso hace que, ya solo con pensar en los días de partido, vas a tener que disponer de una serie de servicios de cara al público que no puedes atender ni satisfacer con la estructura que teníamos ahora.
–Después de 21 años, ¿echará de menos esa pequeña bombonera que era Pumarín?
–Sí, claro que sí. La vamos a echar mucho de menos. Primero, porque yo soy una persona nostálgica, romántica, que no hago más que pensar qué bien se estaba en el pasado. Y luego, desde un punto de vista deportivo, todo el mundo nos decía que empezábamos los partidos con 10 o 15 puntos de más frente al resto de rivales por la presión del público. Era un espectáculo muy atractivo porque tenías al jugador muy encima de ti. Ahora te vas al Palacio, que no es el antiguo con la pista de atletismo y sin calefacción, es mucho más cálido y estás más encima. Supongo que lo echaremos de menos, pero bueno, es como cuando dejas la EGB y te pasabas al BUP, cambiabas de instituto... se trata de crecer, y en Pumarín éramos como una plantita en una maceta muy pequeña.
–Ese crecimiento implica también aumentar la masa social. ¿Cuáles son los números actuales y los objetivos?
–Ahora mismo, yo creo que andamos por los mil y pico socios, no creo que lleguemos a los 1.100. Nuestra previsión, o más bien nuestro deseo, es tener una afluencia media de unos 3.000 aficionados y poder duplicar el número de abonados a 2.000 o 2.500.
–Hablemos del proyecto deportivo, ¿cuál es la filosofía para confeccionar la plantilla de la próxima temporada?
–Llevamos unos años en los que, afortunadamente, estamos siendo capaces de mantener un cierto nivel de renovación respecto al año anterior. En este momento, si no recuerdo mal, hay tres renovaciones. Nos gustaría que hubiera alguna más, pero no sabemos realmente si se va a producir. A partir de ahí, hay que empezar a buscar a los seis, siete u ocho jugadores nuevos que se adapten a nuestro estilo de juego, a lo que quiere el entrenador y a nuestro presupuesto.
–En un entorno tan exigente, ¿cuál es el papel que juegan las instituciones en la economía del club?
–Nosotros estamos en un entorno en el que, en la liga en la que jugamos, normalmente el patrocinio mayoritario es de instituciones. Nosotros somos un poco la excepción. La participación pública en el presupuesto del equipo puede rondar el 30%, creo que ni llega. Estamos muy agradecidos al Ayuntamiento de Oviedo, que nos da 175.000 euros y nos permite jugar en el Palacio de los Deportes. El Principado de Asturias ha iniciado un camino de mejora en su colaboración; este año hemos tenido 50.000 euros y esperamos que para la próxima temporada haya otro pequeño empujón y podamos estar en torno a los 63.000 o 65.000. Nos falta la Diputación, que en todos los sitios tienen y nosotros no. No está bien mirado que estos deportes profesionales estén sostenidos por administraciones públicas, no, pero es verdad que la realidad que nos circunda es esa.
–¿Qué le falta a Oviedo para ser una ciudad con una gran afición al baloncesto, como ocurre en Vitoria, por ejemplo?
–Esa es una muy buena pregunta a la que yo no acabo de tener respuesta. Hace muchos años escuché a alguien decir que en Oviedo solo gustan las cosas buenas. Si el espectáculo es bueno, la gente se engancha. Te voy a poner el ejemplo de Coruña, una ciudad muy parecida a Oviedo. Tienen el Deportivo, que es una religión, y el baloncesto nunca llegó a destacar. Hace dos años, el Leyma Coruña ascendió. Jugaban en una instalación para 4.000 personas que no llenaban. A medida que el equipo fue ganando, aquello se fue llenando. Subieron a ACB y en la campaña de abonados captaron más de 8.000. Yo creo que ese es un ejemplo que podría replicarse en Oviedo. Si de repente tienes un poco más de presupuesto, un poco de suerte y asciendes, creo que ese sería el detonante.
–Como presidente, después de tantos años, ¿qué le sigue motivando día tras día?
–A mí la verdad es que me gustaría poder llevar el equipo a ACB. Yo creo que ese sería el reto fundamental. Otro reto es que se vincule Oviedo como una ciudad de baloncesto, que haya baloncesto en Oviedo para toda Asturias. Ya hemos llegado al punto de que tú me estés haciendo una entrevista, algo que antes no pasaba. Hay una serie de generaciones de asturianos que han conocido siempre el baloncesto en Oviedo desde que nacieron. A mí me resulta muy chocante que no haya hockey sobre patines en Oviedo, porque cuando yo crecí, lo que pitaba aquí era el fútbol y el hockey.
–Para terminar, ¿cómo definiría el ADN del OCB en una sola frase?
–Yo creo que somos un club muy familiar, y que intentamos mantener esa esencia de la cercanía y la familiaridad desde que éramos pequeños hasta ahora que somos un poco más grandes. Ojalá seamos capaces de mantener esa esencia toda la vida, de ser siempre humildes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.