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La plaza de Castilla, uno de los puntos con más tráfico de la ciudad. ALEX PIÑA
Tráfico interno y distancias cortas, entre los problemas a resolver

Tráfico interno y distancias cortas, entre los problemas a resolver

Resulta difícil encontrar una solución al conflicto entre vehículos privados y el resto de modos de transporte

J. C. A.

OVIEDO.

Jueves, 1 de enero 1970

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El análisis sobre el cual se han planteado las soluciones del Plan de Movilidad Urbana Sostenible hablaba de un conflicto de difícil solución. En la mayoría de los viajes que realizan los ovetenses en su coche a diario, el 73% , solo viaja el conductor. El 51% de ellos son internos, distancias ridículas, apenas 2,03 kilómetros. Justo lo contrario de un plan que pretende optimizar la movilidad, haciéndola más fácil, cómoda y segura, y reducir la contaminación acústica y ambiental en el municipio.

Los responsables de Vectio, empresa encargada de la redacción del plan explicaron cuando entregaron el pasado verano el documento de recomendaciones, previo al diseño final, que no querían ir contra el coche porque sí, arbitrariamente, sino reducir su primacía.

Ni los vecinos lo tienen claro, y eso que en las más de 5.000 encuestas que pulsaron el sentir de los ciudadanos acerca el modelo de movilidad que querían aparecen respuestas contradictorias. Se identifican las «altas velocidades» y el exceso de volumen de tráfico en la almendra central pero se proponen como soluciones «más aparcamiento gratuito» y mejorar la regulación de los semáforos para los coches.

No funciona así. Mover una tonelada de hierro para transportar setenta kilos de carne humana en trayectos de menos de quince minutos no es sostenible. Las encuestas hablan también de un sesgo de edad y género en el uso del transporte urbano. Lo utilizan más las mujeres mientras que el coche es el método de transporte de los hombres.

En cuanto a los espacios a compartir, los peatones entran en conflicto con los ciclistas porque, ante la ausencia de infraestructura ciclista, invaden el destinado para caminar.

El peatón, además, en Oviedo, no disfruta salvo en el centro de una infraestructura para caminar sin preocupación. La proliferación en los últimos años de barreras antiatropello han obligado a diseñar pasos de peatones en los lugares de las calles menos intuitivos en favor de la movilidad en coche.

En definitiva, con la apertura de la fase de alegaciones en la que entra ahora el plan, los ciudadanos tendrán la oportunidad de plantear estos y más conflictos para afinar un documento que definirá buena parte de la interacción de los ovetenses con su ciudad para los próximos años.

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