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Mark Lanegan

Los 'monos' toman la Laboral

Mark Lanegan es el cabeza de cartel de un festival con dos días de ‘indie’ ininterrumpido

JORGE ALONSO

Viernes, 21 de agosto 2015, 13:43

En estos tiempos tan ambiguos, en los que cuesta encontrar quien se defina con claridad, resulta gratificante encontrarse con festivales que te digan a las claras de qué van. El Euroyeyé, pues ya sabemos, cultura sesentera en vena, el Rockin Weekend, sobredosis (si tal cosa es posible) de rocanrol clásico; el Monkey Days, indie, rollo independiente, punto. Que delimitar el sentido de esto último tampoco es que sea fácil, vale, pero ya sabemos más o menos a qué atenernos.

Este festival ha sabido reorganizarse con cabeza, para no caer así en la tendencia a la elefantiasis ni al más grande es mejor. El año pasado se acomodó en uno de los patios más coquetos de la Laboral y en su magnífico teatro, y este año irá por los mismos derroteros. Esto hace del Monkey Days un festival cómodo, que no requiere pegarse con el horario, estar durante horas en posición vertical ni, todo hay que decirlo, grandes gastos. Eso no quiere decir que sea un festival pequeño, un evento que pone en su cartel a Mark Lanegan con su banda no puede serlo, si además va acompañado de Is Tropical, Pablo Und Destruktion, Kid Koala o Elle Belga, o sea, si mezcla calidad de cerca y de más lejos, lo de festival pequeño queda definitivamente desterrado.

Efectivamente esta edición 2015 pone bajo el mismo paraguas a nombres que van siendo importantes a nivel regional y nacional (como fueron el año pasado los tremendos One For Apocalyse o el propio Pablo Und Destruktion) con otros más consagrados a nivel internacional, y además propone un amplio abanico que lo mismo te parte el corazón que las piernas. Veamos.

La jornada de hoy arranca suavemente a las 20.30 horas con Xelar, un dúo que practica el minimalismo con gusto y por tanto no sólo no pica, son que da gusto dejarles hacer, y La Villana. Este proyecto es uno de los más deliciosos de los últimos años, capitaneado, pero no fagocitado, por Natalia Quintanal (es decir, la voz de Nosoträsh), cuenta en sus filas con nada menos que Pedro Vigil (su currículo no cabe en las páginas de este suplemento) o José Ramón Feito, que la última vez que discurrió un arreglo feo debió ser en una vida anterior. Con una suavidad que se les supone, y unos temas que van calando lentamente, excepto en el caso del que les da nombre, que te hace suyo a la primera, son un producto típico de la ciudad que nos acoge. Al menos de cierto andar de la ciudad. Delicadeza, buen gusto, algo de costumbrismo, gotas de folk, pop bien entendido y una voz más allá de toda duda. Si cree que en directo desmerecen es que no los ha visto.

Pero como no todo es seda, The Saurs estarán, ya una vez caída la noche (22.40 h.), para traer un poco, un poco nada más de lija. Este trío barcelonés practica una suerte de garaje bien adornado con melodías, y suelta pelotazos cortos pero contundentes con una facilidad y una energía más allá de lo razonable, ojo con esos pelotazos cortos. Los golpes de tequila responden a la misma descripción y no son precisamente un arma menor. Lo justo antes de la gran borrachera artística que siempre, y digo siempre, supone Pablo Und Destruktion. En cualquiera de sus formatos, que hasta él solito es capaz de poner la carne de gallina. Pero es que además se planta con banda al completo y todo un teatro a su disposición para jugar, y, lo que es más importante, un discazo tremendo bajo el brazo, el merecidamente alabado Vigorexia emocional. Prepárese para la ternura y la motosierra, los arreglos electrizantes y la despiadada y descarnada puesta en escena de una de esas propuestas que tienen lugar muy de vez en cuando. Y, como diría Homer Simpson después de encargar el gran solomillón, para beber: albóndigas. O lo que es lo mismo, Is Tropical con su pop electrónico de actitud punk, a ratos bailable a ratos muy bailable, a ratos lisérgico, siempre recomendable. Los chavales, y chavala, son más, mucho más que Dancin Anymore, escuche su reciente Say, o Crawl, o The Greeks, por poner tres ejemplos. Para rematar este atracón nada mejor que moverse un poco, y para eso la noche cerrará sus puertas con Maribel & Sebastian Djs (2.30 horas) y su repertorio de éxitos vestidos para la ocasión, ráfagas cortas que no dan tiempo al aburrimiento, bailas, bailas, bailas, y para casa, o no.

El sábado vuelve a arrancar flojito, ojo, no es que empiece flojo, es que no empieza con una descarga a quemarropa, sino con uno de los grupos más originales y tentadores de por aquí, o lo que es lo mismo: Arkanine (20.30 h). La pareja de la Cuenca (a mucha honra) despliega personalidad y buen gusto en cada una de sus notas, crean atmósferas delicadas, pero no etéreas y suben de intensidad tan fácilmente como se van diluyendo ante tus oídos. Si continúan trabajando como hasta hora, y nada indica que no vaya a ser así, estos dos chavales pueden hacer algo bonito. Y para seguir la tarde, otra pareja, en este caso la que forman Fanny & Josele, o lo que es lo mismo, Elle Belga. Lo suyo es algo así como punk silencioso, puede llegar a ser igualmente incómodo para ciertos oídos. Y desde aquí lo sentimos por ellos. Despliegan una arsenal emotivo, que no ñoño, reconocible, pero personal e intransferible, uno de esos dichosos universos propios que de veras lo son, canciones pensadas para calar hondo, puede que no siempre a la primera, pero poco a poco, como las gotas que caen sobre la misma porción de suelo. Son una delicia venenosa, en disco o en directo, y no se prodigan demasiado. Hay que verlos.

A las 22.40, en el Teatro de la Laboral, tendrá lugar el concierto de la Mark Lanegan Band. De Mark Lanegan. El de Screaming Trees, el amigo de Cobain, el que grabó tres discos como tres soles junto a Isobel Campbell (Belle And Sebastian), el que puso voz a otros tantos de Queens Of The Stone Age, el que se animó con Soulsavers o Gutter Twins, el que borda las versiones y te tumba con las propias, el hombre que ha heredado la voz de granito que pertenecía a Johnny Cash, el tipo inmutable que derrite o electriza sin moverse del pie de micro, a voluntad. Tener a este hombre aquí es un lujo bastante difícil de explicar, un lujo de los que no se pueden dejar pasar. Luego será una leyenda (si no lo es ya) y podremos vacilar, pero sobre todo es una experiencia intensa, un concierto infalible, quienes le vieron en el Niemeyer hace un par de años, o en Bilbao, o más recientemente en Madrid, lo saben. El resto, no se lo pierdan.

En principio, no es fácil salir a jugar cuando el patio aún huele a Lanegan, pero si alguien puede atreverse a hacerlo sin inmutarse es Sky White Tiguer, probablemente uno de los grandes tapados del festival. A ver, ha colaborado con Radiohead, David Bowie, Elton John, Sufjan Stevens, rizzly Bear o The National, por citar unos cuantos. Y se hace una mezcla entre electrónica y orgánica, con atmósferas intensas y un punto de banda sonora que tiene una pinta excelente, más aun sabiendo que podrá desplegarse en el teatro. Y para rematar, en el mejor de los sentidos, Kid Koala, el dj, aunque dejarlo en dj es poco decir, enfundado en su disfraz, sí, de Koala, pero capaz de un despliegue sonoro irrepetible, el que se coge tres mesas (tres) y te desmenuza el Moon River de Mancini sin que por ello deje de resultar emocionante. Lo suyo es tremendo, en serio. Skygaze serán quienes arropen la edición de este año, con bajos profundos, ambientes palpables y claramente, nocturnidad y alevosía. Una festival, pues, equilibrado y bien servido. Tal vez no para todos los gustos, pero sí para los más variados.

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