Escapadas salvajes para este otoño
Sábado, 7 de septiembre 2019, 12:49
Disfrutar del espectáculo visual y sonoro de la berrea, del andar de los osos entre la vegetación teñida de ocre o del vuelo de especies como el quebrantahuesos son algunas de las propuestas para disfrutar de la naturaleza en otoño, tanto en Asturias como en otras comundiades. Una de las más populares se da en concejos como Aller, donde se pueden hacer rutas guiadas que permiten disfrutar de esta singular sinfonía de los venados.
El avistamiento de osos es otra de las maravillas naturales que ofrece Asturias a finales del verano y principios del otoño y el Parque Natural de Somiedo es una de las referencias para disfrutar de ella.
Un paseo por la Reserva Natural de Muniellos, el mayor robledal de España y uno de los mejor conservados de Europa, es toda una sensación para los sentidos. Osos, corzos, lobos y el casi extinto urogallo tienen su hábitat en este paisaje, cuyo acceso requiere autorización previa.
Picos de Europa tiene cientos de rincones para caminar y disfrutar de su flora y su fauna en cualquier época del año. Uno de sus muchos atractivos es el quebrantahuesos y la Fundación para su Conservación organiza rutas guiadas para su observación que parten del centro Las Montañas del Quebrantahuesos, ubicado en Benia de Onís.
El Parque Natural de Redes, entre Caso y Sobrescobio, es otra de las visitas obligadas del otoño asturiano. Lo es por su paisaje y porque es otro de los enclaves idóneos para disfrutar de la berrea. No obstante, este paraje cuenta con una elevada diversidad faunística, destacando 130 especies de aves, 50 de mamíferos, 10 de anfibios, 13 de reptiles, y 4 de peces, además de numerosos invertebrados.
En el Parque Natural de Aizkorri-Aratz, entre Álava y Guipúzkoa, se han localizado una total de 217 especies de vertebrados entre mamíferos, peces, anfibios y reptiles.
El Parque Nacional de Cabañeros, en Castilla-La Mancha, es hábitat de varias especies endémicas y otras muchas amenazadas (21 a nivel nacional y 43 a nivel regional). Alberga cerca de 200 especies de aves, entre las que destacan grandes rapaces, y es bien conocida su elevada población de ciervos.
El parque de Cabárceno, en Cantabria, alberga más de un centenar de especies en régimen de semilibertad.
Más de 500 especies de vertebrados se cuentan en el Parque Nacional de Doñana, destacando la gran población de aves. El lince, una especie en peligro crítico de extinción, es uno de sus enormes valores naturales.
La sierra madrileña de Guadarrama Madrid es otro enclave con una gran diversidad faunística. Se cuentan más de 130 especies de aves y más de medio centenar de mamíferos como la liebre ibérica, el topillo lusitánico, la musaraña ibérica o el topo ibérico.
Parque Faunístico Lacuniacha, en Huesca, forma parte de la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, una de las mejores representaciones de los ecosistemas de montaña del Pirineo y alberga especies de flora y fauna singulares, muchas de ellas amenazadas.
El avistamiento de aves es uno de los reclamos del Parque Nacional de Monfragüe, en Cáceres. Es el principal refugio de la fauna europea mediterránea y la riqueza de su biodiversidad se debe en gran medida a la variedad de sus ecosistemas y a la combinación de laderas de umbría de bosque mediterráneo con densa vegetación, roquedos, extensas zonas abiertas de dehesa y abundante agua del Tajo y su afluente el Tiétar.
El parque Natural Urbasa-Andia, en Navarra, se encuentran en una zona de transición climática donde se dan especies animales de ascendencia eurosiberiana con otras de origen mediterráneo. Esto, unido al buen estado de conservación de la mayoría de los ecosistemas del Parque Natural, posibilita la existencia de una fauna rica y variada.
Junto al de Picos de Europa, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, en Huesca, es el más antiguo de España. Su gran variedad de ambientes determina una fauna muy rica y una amplia representación de especies animales.