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Las cartas entre Fernando Morán y Felipe González

Las cartas entre Fernando Morán y Felipe González

La Fundación Felipe González hizo públicas a mediados del año pasado las misivas que el exministro avilesino remitió al entonces presidente durante su etapa en Exteriores

ÓSCAR PANDIELLO

GIJÓN.

Miércoles, 19 de febrero 2020, 10:40

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La petición de fondos presupuestarios suficientes para su ministerio, la resolución de un caso de evasión de capitales en el seno del Servicio Exterior del Estado, variadas entrevistas con representantes políticos, económicos y sociales y numerosas visitas a El Cairo, Estocolmo o Nueva York. La vida política del avilesino Fernando Morán Lópezfue una de las más ajetreadas en el ecuador de la década de los 80.

El que fuera ministro de Asuntos Exteriores entre 1982 y 1985, coincidiendo con el primer Gobierno del socialista Felipe González, tuvo una destacable actividad como diplomático, escritor y político. Una vida que, durante esos años, se centró en los viajes y en la representación española en el exterior. A medidados del año pasado, se conocieron más detalles sobre dicha actividad, después de que la Fundación Felipe González hiciese públicas buena parte de las misivas que el expresidente recibió de ciudadanos y líderes políticos entre 1974 y 1996.

Entre el sinfín de asuntos que se abordan en la correspondencia, resulta llamativo consultar las misivas que ambos dirigentes socialistas se remitieron en septiembre de 1984, en plena negociación de los presupuestos del año siguiente. En uno de estos comunicados, el exministro asturiano recuerda al presidente que Exteriores, en ese momento, estaba «absolutamente al mínimo para cubrir sus necesidades». Una época de vacas flacas que suponía, según sus palabras, un «sacrificio considerable» en el día a día de las misiones diplomáticas españolas. Curiosamente, en esta misma carta Morán cita a un hombre que, en la actualidad, sigue en primera línea política más de tres décadas después. Un hombre que, además, ahora ejerce en funciones la cartera que ostentó el avilesino en los 80: Josep Borrell.

«Ayer, a la salida del Consejo, hablé con el secretario de Estado de Hacienda, Borrell, y le señalé que en el proyecto de Presupuestos no constaba el crédito para Guinea, que nosotros calculamos en 1.900 millones de pesetas. Concedió conmigo que este crédito debe incorporarse y debe estar en el presupuesto de Exteriores», afirma.

Por lo general, las misivas se enmarcan en un contexto cordial, pero de confianza. Muchas de ellas, aglutinadas en un documento de 176 páginas, abordan cambios al frente de las distintas embajadas y consulados, y comunicaciones y recordatorios protocolarios. Todo ello, por norma general, encabezado con un «Querido presidente» y rematado por una despedida casi marcial: «A tus órdenes».

La confianza del Ejecutivo de González le llevó a ser nombrado en 1986, un año después de dejar su cargo como ministro, embajador de España en la ONU. Una misiva de ese mismo año, remitida desde Nueva York, da buena cuenta de algunos de los conflictos que más preocupaban en el ámbito internacional: «En el otoño se inicia un periodo aquí en el que la posición española va a ser importante, no ya solo en los temas generales, sino en otros concretos: Sáhara, Centroamérica, Malvinas. Todo ello cuando nuestra pertenencia a la CEE exige, manteniendo, creo, las posturas que nos son propias, cuidar la estrategia y la táctica cotidiana».

También abordan asuntos clave como el reconocimiento del estado de Israel o la relación bilateral con Marruecos. Sobre esta última, Morán aconseja en octubre de 1983 no sacar adelante el acuerdo de defensa que en esos momentos se negociaba entre ambos países. «Es un paso comprometido y poco prudente mientras se encuentra solución al problema del Sáhara. Debemos limitarnos a mantener conversaciones, pero sin llegar a ningún compromiso», afirmó.

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