Javier Fernández se despide de la política con un alegato en defensa de la industria asturiana

«Muchas gracias y hasta siempre». Javier Fernández subió al escenario del salón de actos de UGT en Oviedo para defender, según reconoció él mismo, su «último discurso político». Lo hizo con motivo de los premios Primero de Mayo, convocados anualmente por el sindicato y que este año tuvieron que retrasarse con motivo de la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba. Un escenario que, añadió, «no podía haber sido mejor». Como ya viene siendo habitual en los últimos meses, sus palabras de despedida estuvieron centradas en el futuro económico de la región, ese que marcará el futuro inmediato del nuevo ejecutivo y que tiene en la industria el principal de sus problemas.

A su juicio, además de la competencia «fiscal y social» que marca los tiempos de la industria europea, y por extensión la asturiana, se suma ahora la «competencia ambiental». «Ahora hay incertidumbre por el coste real de la descarbonización y de las tecnologías. Lo seguro es que habrá costes para los consumidores y para las ciudades. Y, en este sentido, Asturias es muy dependiente de su industria», aseveró el presidente en funciones. A modo de justificación y de tirón de orejas al Gobierno central, Fernández también aludió a las políticas de descarbonización que tensaron las relaciones entre ambos Ejecutivos en los últimos meses. En este sentido, llamó a buscar un equilibrio entre el «beneficio ambiental y el coste social» de estas medidas. A lo que añadió: «Hay que defender la realidad contra aquellos que tienen demasiada prisa por hacerla perfecta. Cuando eres de un lugar, tienes que defenderlo».

Otros aspectos sobre los que incidió en su discurso fueron la revolución industrial y el futuro papel de los sindicatos. Respecto al primer asunto, Fernández dio por hecho que los avances tecnológicos «van a generar riqueza» pese a la consiguiente pérdida de empleo. El reto, por tanto, consiste en responder «cómo se repartirá esta riqueza» y qué papel tendrá el trabajo en la sociedad futura. «Esto traerá muchas oportunidades, por lo que no hay que caer en el debate de si los robots deben pagar IRPF. El asunto es que las rentas del trabajo se separan cada vez más de las de la rentabilidad de la máquina», sostuvo.

Sobre el futuro del sindicalismo, Fernández fue claro. Tanto UGT como el resto de organizaciones de trabajadores deben añadir más señas de identidad «que trasciendan lo laboral». O, dicho en otras palabras, tienen que «salir de los muros de las fábricas» y luchar por un nuevo modelo de contrato social. Antes de dar carpetazo simbólico a su mandato al frente del Principado, Fernández tuvo unas palabras de cariño hacia Rodríguez Zapatero, presente en el acto al ser premiado por UGT con su insignia de oro. «Representas la izquierda moderna, cosmopolita, crítica, utópica... Y esto es una actitud moral más que otra cosa», le agradeció, antes de dirigirse a la propia UGT. «Me apoyasteis... a veces (risas) y me ayudasteis a ser cosas que nunca imaginé. Muchas gracias y hasta siempre». Ovación, abrazos y, tal y como adelantó el aun presidente, fin de una etapa.

Más allá de la despedida de Fernández, también tomó la palabra durante el acto el secretario general de UGT en Asturias, Javier Fernández Lanero, quien celebró que en Asturias vaya a haber un gobierno socialista, «y espero que en España también». El sindicalista indicó que es el momento de derogar la reforma laboral «para negociar un nuevo estatuto del trabajador», y también la ocasión para firmar una ley de Igualdad Salarial «con la que conseguir el empoderamiento de la mujer». También es, a juicio de Lanero, «el momento de Asturias y de los asturianos».

Así, abogó por una transición energética justa para así «abandonar la descarbonización exprés» y porque el estatuto de las electrointensivas «sea una realidad». «Para todo esto necesitamos no solo un presidente socialista, sino un pacto de legislatura con el que desbloquear las leyes pendientes», aseguró. Fernández Lanero, asimismo, lanzó un mensaje a los afiliados a UGT presentes en el acto. «Nosotros a movilizarnos, a presionar. Nunca nadie nos regaló nada», recordó haciendo un barrido por 130 años de historia sindical.

La última intervención corrió a cargo del secretario general de UGT, Pepe Álvarez, quien al inició de su discurso tuvo unas palabras de recuerdo tanto para Alfredo Pérez Rubalcaba como para el sindicalista de UGT Manuel Fernández 'Lito'. «La historia irá poniendo a cada uno en su sitio», aseveró. Álvarez, asimismo, se dirigió a Adrián Barbón, «un presidente joven con idas y con ganas». «Creo que serás un extraordinario presidente», le dijo. El sindicalista pidió también llegar a acuerdos para desarrollar políticas «en el ámbito laboral» que den la oportunidad de vivir «en mejores condiciones». Además, abogó por la redistribución de la riqueza y por la reducción del tiempo de trabajo, «que no será corta, sino que tendrá que ser importante».

Además de la insignia de oro a Zapatero, UGT entregó tres distintivos de plata. La primera, a la Militancia y a la Dedicación, recayó en Carlos Fernández Calleja, quien desarrolló la mayor parte de su actividad sindical en el Sanatorio Adaro. La insignia de plata al Trabajo Sindical de Base fue para Constantino Manuel Coto Saiz, quien forma parte de la comisión de control económico de UGT-FICA Asturias. Por último, el reconocimiento a la Sección Sindical lo obtuvo la de DuPont Asturias, donde consiguieron «dar voz» a la plantilla pese a las reticencias de la multinacional. Estos premios representan, según Javier Fernández Lanero, los tres objetivos que tiene UGT que deben perseguirse, «la libertad, la democracia y la justicia social».

Al acto acudieron numerosas personalidades del ámbito social, empresarial y político. Entre ellos, numerosos miembros del Gobierno regional en funciones; representantes de Izquierda Unida y Ciudadanos; el presidente de la patronal asturiana, Belarmino Feito o el padre Ángel, entre muchos otros.