El PSOE, abierto a discutir la subida del impuesto de las hipotecas que plantea IU en Asturias
El debate incomoda a los socialistas por el discurso de la derecha del 'infierno fiscal' pero no se cierran las puertas; Podemos se suma a la exigencia de incrementar el tributo
ANDRÉS SUÁREZ
OVIEDO.
Domingo, 11 de noviembre 2018, 03:27
A lomos de la cambiante actualidad política, la incipiente negociación de los presupuestos del Principado para 2019 oscila a golpe de vaivenes. Si hace unas semanas la clave del desenlace parecía pasar por el modelo educativo de 0 a 3 años y singularmente por su gratuidad, el estallido de la crisis de las hipotecas, la controvertida actuación del Tribunal Supremo y la inmediata reacción del Gobierno central cambiando la ley para que el impuesto de Actos Jurídicos Documentados sea asumido por la banca y no por el cliente ha dado un viraje a la situación. Viraje que tiene que ver con la apuesta de IU por trasladar la cuestión al plano autonómico e incluir en el diálogo sobre las cuentas la propuesta de elevar el tipo del citado gravamen. Un movimiento que ha sido acogido con incomodidad por parte del Ejecutivo regional y del PSOE, sabedores de lo delicado del debate y del discurso de Asturias como «infierno fiscal» que esgrime día sí y día también la derecha. Con todo, los socialistas no cierran ninguna puerta y tampoco esta, en el caso de que finalmente fuera la llave para evitar una segunda y peligrosa prórroga consecutiva.
La propuesta de IU de subir el conocido como impuesto de las hipotecas, fijado ahora en el 1,2% y que la coalición plantea incrementar hasta un máximo del 1,5%, el límite legal al que se podría llegar, sin descartar la posibilidad de un punto intermedio, cogió con el pie cambiado al Gobierno de Javier Fernández. Ningún debate incomoda tanto al gabinete socialista como el fiscal, presionado como está por PP, Ciudadanos y Foro y su discurso de Asturias como una comunidad cuyo Gobierno «exprime» a impuestos a sus ciudadanos.
No es que los socialistas consideren ofensiva la propuesta de IU. De «lógica» la califica un dirigente, que la enmarca en un contexto social agitado, en la aprobación por parte del Ejecutivo central de un cambio normativo que traslada el coste del gravamen del ciudadano a la banca y en las movilizaciones de ayer frente a las sedes judiciales. Desde esta perspectiva, se entiende que la coalición intente tomar esta bandera política. Otra cosa es que se advierta cierto tono populista y electoralista en la iniciativa y se constate que agita una negociación presupuestaria inicialmente llamada a transcurrir por otros derroteros. Teniendo en cuenta todo esto, el malestar en el seno del Gobierno existe.
La cuestión ahora es cómo manejar un asunto tan delicado. La respuesta oficial fue ayer el silencio. No hubo declaraciones públicas de representantes del Gobierno ni del partido, desde una visión estratégica de la negociación. Posicionarse en este momento abiertamente a favor o en contra de un incremento del impuesto sobre las hipotecas, sin tener amarrado un acuerdo presupuestario, podría tener efectos indeseados. Los socialistas quedarían «con el culo al aire» -de esta forma tan gráfica se expresaba ayer un dirigente- si se comprometen en público con una subida del tributo pero luego no son capaces de atar con Podemos e IU un pacto sobre las cuentas de 2019. Equivaldría a poner en bandeja a la derecha el discurso de que el PSOE solo tiene interés en incrementar los impuestos, y ello si ni siquiera haberse garantizado un presupuesto para 2019.
E igual sucedería en caso contrario. Vetar la subida de un impuesto que en adelante pagará la banca daría a los grupos de la izquierda, Podemos e IU, la baza de identificar a los socialistas como un partido cercano a los núcleos de poder, en este caso el financiero, y contrario al interés de los ciudadanos de a pie. De ahí que Gobierno y PSOE, de momento, opten por la cautela y guarden silencio.
Política, no técnica
¿Es imposible llevar a la práctica la subida del impuesto de las hipotecas? En absoluto. Desde un punto de vista técnico no es una cuestión complicada: subir del 1,2% al 1,5% el tipo, o dejarlo en un término medio, tiene un impacto económico relativo, son unos ocho millones extra de recaudación en el mejor de los casos. La clave del desenlace es político, la posibilidad de que esta medida fiscal sea decisiva en el marco de un acuerdo presupuestario sólido con Podemos e IU que garantice unas cuentas de nuevo cuño para 2019. Ahí entran en juego las variables antes mencionadas, la presión de la derecha, la posibilidad de que el resto de partidos de la izquierda expriman los recelos de los socialistas... De ahí que Gobierno y PSOE no cierren la puerta a discutir esta propuesta tributaria si llegado el momento es necesario.
El movimiento de IU tiene otra derivada, en este caso en el seno de la izquierda alternativa. La coalición tomó con su propuesta la iniciativa en un terreno también prioritario para Podemos, que ayer tuvo que sumarse, a rebufo, a la misma. Lo hizo, eso sí, por la vía de recordar que ya ha planteado una pregunta a la consejera de Hacienda sobre la modificación del impuesto y que también ha registrado una proposición no de ley instando ese cambio. «La posibilidad de elevar este impuesto, por tanto, figura entre las propuestas de Podemos», razonan desde su dirección. Habrá que ver cuánto influye ahora en la negociación el hecho de que sea IU quien ha asumido el liderazgo de esta iniciativa y hasta qué punto el partido morado presionará para que se lleve a la práctica o si, por el contrario, y por no dar una baza al adversario electoral, la dejará en segundo plano.