Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023
Meryl Streep y la mirada rigurosaProfesores de Interpretación y Voz de la ESAD desvelan cómo se construye una actriz total. Con talento, disciplina, empatía, riesgo...
Es la mirada. Son los ojos. Es el talento. Es el trabajo minucioso. Es la empatía. Es el gesto justo. Es la humanidad. Es la humildad. Es el riesgo. Es el carisma. Meryl Streep es la actriz total. Es magia. Es perseverancia. Es única. Y en la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias (ESAD), donde el jueves esperan su visita y donde verá un espectáculo que ensaya un grupo de alumnos para darle a conocer el teatro español a la flamante Premio Princesa de las Artes, los profesores de Interpretación y Voz desvelan los porqués, qué hay detrás de la lección magistral de interpretación que ofrece en cada rol que asume. «Esta mujer aúna todo lo que se necesita para ser una actriz perfecta: talento innato, una enorme intuición, que es una persona súper rigurosa y disciplinada, que es proactiva y propone al director, luego es también una creadora». Lo dice Carmen Sandoval, actriz y profesora de Interpretación del centro superior que se ubica en la Laboral, en Gijón.
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Sostiene Joaquín Amores, otro de los profesores de la asignatura, que cuando era pequeño y empezó a ir al teatro y al cine se dejaba atrapar por la magia de lo que acontecía, que era simplemente espectador, pero con el tiempo esa sorpresa, esa ilusión, cuando se sabe qué hay detrás, cómo se cocina en el escenario y el plató, desaparece. Con ella hay siempre una vuelta al niño: «Cuando yo veo a Meryl Streep vuelvo a ser espectador, me olvido de que soy un profe de Interpretación, que soy un actor, y me creo lo está pasando. Meryl tiene una mirada, si ves un primer plano de ella, las imágenes que está transmitiendo en su mirada son de ese personaje, no estoy viendo a Meryl, estoy viendo al personaje»», concluye el actor.
Parece fácil. Pero no lo es. Hay mucho talento, sí, pero también técnicas que se trabajan, de manera especial para el cine, donde los ojos son siempre la clave, pero hay mucho más que ensayo y documentación: «Hay que tener sensibilidad, cultura, estar abierto a lo que pasa en el mundo, leer, estudiar y, sobre todo, saber qué imagenes tiene ese personaje», concluye Amores.
Los gestos que crea para cada rol, la manera de tocarse el cuerpo, de mover las manos. Todo cuenta. Todo suma. Carmen Belén Jiménez es profesora de Voz: «Es una actriz muy rigurosa con su trabajo, por eso le da ese punto especial a sus personajes, busca aquello que les hace humanos, de carne y hueso, que tengan sus peculiaridades, su psicología, lo tiene todo muy trabajado desde muy joven», apunta sobre una actriz que brilla en lo cómico, en lo dramático, como principal o como secundaria. Y que, ella lo sabe muy bien, domina los acentos, algo que es tremendamente complejo. ¿Cómo se hace? «Se trata de no hacer una caricatura, yo lo que les hago a los alumnos es trabajar mucho la escucha y luego trasladar a la fonética la colocación de ese acentro dentro de los fonemas castellanos. No es nada fácil. Lo fácil es coger la musicalidad y la terminación y caer en la caricatura».
Antonio Gálvez, otro de los profesores de Interpretación, apunta un dato clave. Ella derrocha talento, claro está, pero no es suficiente. Eso sirve una vez, no para forjar una carrera como la de Meryl Streep con películas que están en la memoria colectiva de varias generaciones, que son directamente historia del cine. «Con la técnica, con el aprendizaje de recursos y habilidades es con lo que puedes afrontar un trabajo riguroso», concluye. Y añade otro elemento: la autoestima. Hay que tenerla en una profesión en la que se convive con más noes que síes.
Sin ser un bellezón apabullante, acaba comiéndose la cámara, convirtiéndose en la mujer más guapa del universo. «Tiene ese carisma que la hace hermosa», afirma Carmen Belén Jiménez, mientras que Antonio Gálvez añade al listado de virtudes la naturalidad. «Es muy orgánica», resume. «Siendo una mujer madura, no esconde su madurez, o sus facciones, no se ha hecho retoques, es como es, eso le da un aire genuino, es única», remata.
Aún faltan cualidades. Carmen Sandoval no se olvida de su versatilidad: «Es un don innato, te da igual que haga comedia, que haga musical, un personaje dramático, un personaje joven, seductor, frío... Y tiene otra cosa fundamental, que ella debe disfrutar muchísimo con su trabajo. Eso se transmite. Tiene una energía tan potente. Tiene ángel».
Y posee esa mirada, domina esa forma de transmitir con los ojos que los profesores de Interpretación tratan de explicar a los futuros actores. «Yo siempre digo a los alumnos que lo que hace a un actor de audiovisual es la mirada y Meryl lo dice todo con sus ojos, y con sutileza, porque no es nada excesiva en los gestos, siempre es muy comedida», apunta Carmen Sandoval. Agrega otro dato crucial: «Encima es una gran compañera, todos hablan maravillas de ella».
Sostiene Sandoval, que relata entusiasmada escenas de sus películas, que se recrea en esos momentos en que se agarra a la puerta del coche u observa a Clint Eastwood en la cocina en 'Los puentes de Madison', para expresar cómo con lo que podría parecer nada lo dice todo, que mirarla es un aprendizaje infinito: «Es una lección constante de interpretación», concluye.
María Prendes, docente también de Interpretación, aporta otro elemento fundamental para entender la figura de Meryl Streep: «La capacidad de arriesgar, por eso tiene esa cantidad de personajes diferentes a lo largo de toda su carrera, es una actriz que arriesga al máximo y hace un trabajo muy minucioso y busca también comprender al personaje para poder defenderlo mejor, empatizar, entender el porqué». Sabe elegir. Lo hace sin miedo. Lo hace con pasión.
Manuel Álvarez Guzmán mira hacia el hoy en su reflexión. Hacia la mujer que pasados los setenta sigue en su lugar, inamovible. «Me quedo con el momento actual de ella, su madurez como actriz, es complicado encontrar intérpretes que sigan trabajando en la madurez, llega un momento en el cual con la pérdida de la juventud dejan muchas veces de trabajar, y ella ha seguido teniendo una carrera súper poderosa y eso demuestra que no estaba ahí por su cara bonita, demuestra que están el talento, la disciplina y el trabajo.
No se olvidan los profesores de Interpretación y Voz que, además de cine, Meryl Streep es teatro, es musical. Es el todo de la interpretación que Francisco Pardo resume en dos términos que son puro pragmatismo pero ocultan mucha poesía: «Me quedo con dos palabras, facilidad y economía, que no tienen por qué ser contradictorias. Facilidad es lo más difícil, parece fácil lo que hace y usa el momento justo, la mirada justa, el gesto justo, que no tiene que ser poco. Economía no es hacer poco, sino lo que se requiere en ese momento. La facilidad de la mirada 'En el diablo viste de Prada' o 'Los puentes de Madison' es tan difícil de medir... En 'La duda' hay una fisicalización más grande, pero es económica, no le sobra nada pero tampoco le falta. Es que está en el punto justo». Eso es trabajo. Muchísimo. No es fácil obrar la facilidad. Quizá también sea clave trabajar con la humildad para seguir siempre aprendiendo y aceptando cada papel como un reto. Con esos mimbres se construye un genio de la interpretación: «Hay actores que te arrastran y ella es una corriente y te lleva», concluye Carmen Belén Jiménez.