Secciones
Servicios
Destacamos
A. VILLACORTA
OVIEDO.
Lunes, 15 de octubre 2018, 02:50
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Volvieron ayer las gaitas a sonar frente al ovetense Hotel de la Reconquista. Esta vez, las del grupo El Gumial, del «conceyu d'Ayer». Y volvieron los turistas despistados a preguntar a quién esperaban tantos curiosos y periodistas. Así que, cuando Alma Guillermoprieto (Ciudad de México, 1949) descendió del coche que la trasladó a Oviedo en compañía de su ahijada Elisa, al filo de las siete y media de la tarde, para ser afectuosamente recibida por la directora de la Fundación Princesa de Asturias, Teresa Sanjurjo, a pie de puerta, alguno respondió que era «una de los nuestros».
Porque, pese al cansancio acumulado en el avión y el tren que la trajeron hasta aquí, la periodista, Premio Princesa de Comunicación y Humanidades 2018, la primera de los ocho galardonados en llegar la región y todo un referente del mejor oficio del mundo, se llevó la mano al corazón y, acto seguido, se detuvo a agradecer el galardón: «Es un enorme honor para mí, pero también un reconocimiento que mis colegas en América Latina han sentido como propio y que agradecen de la misma manera».
Y también, y sobre todo, se paró para realizar una defensa cerrada del periodismo de a pie: «Estamos pasando por un momento terriblemente difícil, una transición que es una revolución. Las revoluciones cuestan y nos tienen a nosotros, muchas veces, como víctimas. Pero siento que, en la medida en que somos necesarios para que el mundo moderno marche bien, y no solo necesarios, sino indispensables para la democracia, como hacemos tanta falta, no podemos desaparecer. Nos vamos a transformar, pero seguiremos adelante».
Alma Estela Guillermoprieto -una de las dos reporteras que desveló en 'The Washington Post' la masacre de civiles de El Mozote, en la que un millar de hombres, mujeres y niños fueron asesinados en 1981 en El Salvador- se despidió así, dejando tras ella un halo de esperanza.
Pero la tercera mujer en recibir este galardón -María Zambrano lo obtuvo en 1981 y la fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz se alzó con él en 2013- no quiso irse sin mostrar su deseo de que, a partir de ahora, la repartición de premios «sea mucho más equitativa». Una de las nuestras.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La hora que separó a una madre y su hijo de morir juntos en Palencia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.