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Gloria Steinem, emocionada ante la placa que reconoce su legado en el Campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo. PABLO LORENZANA
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Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades

Lágrimas de emoción de Gloria Steinem en la Universidad de Oviedo

La institución descubrió una placa dedicada a la activista, que mantuvo un encuentro con las profesoras que impulsan los estudios de género

AZAHARA VILLACORTA

OVIEDO.

Jueves, 21 de octubre 2021, 01:37

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Gloria Steinem -que, como buena periodista, estos días va a todas partes armada con una libreta donde anota sus impresiones- lleva mal lo de ser un icono del feminismo, empeñada como está en pasar por una más, pero, como ayer sentenció el rector de la Universidad de Oviedo, Ignacio Villaverde, la estadounidense es ya «historia viva» del movimiento por la igualdad. Y así lo reconoce una placa que desde esta semana pregona su nombre en el Campus de Humanidades y que la escritora y activista contempló emocionada, llevándose la mano al pecho y sin que apenas le saliesen las palabras de agradecimiento: «Es un enorme honor. No tengo nada así en Estados Unidos».

Fue el preludio a un desayuno de trabajo no menos emocionante que la Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades mantuvo en El Milán con profesoras e investigadoras del Instituto Universitario en Género y Diversidad, entre las que se encontraban pioneras como las catedráticas de Filología Inglesa Socorro Suárez Lafuente e Isabel Carrera, que conocieron a una Steinem «encantadora y entusiasta». Una mujer que, a sus 87 años, no ha perdido ni un ápice de impulso en la batalla por la igualdad ni de humildad «a pesar de ser una figura de tanto calibre», destacó Carrera.

Pero es que, además -como aclaró la propia Steinem, que volvió a llevarse la mano al corazón a la hora de estampar su firma en el Libro de Honor de la institución académica asturiana-, la cita era todavía más especial porque, cuando ella empezó en la lucha, «no había estudios de género». Así que confesó a las profesoras que «si se celebrasen unas olimpiadas de la felicidad, ella estaría en el podio» al ver los avances en el ámbito universitario y que, a diferencia de lo que ocurría en los setenta, ahora todas forman parte de «una comunidad enorme que lucha contra una injusticia colectiva» en la que las mujeres «ya no se sienten solas».

Pero también hubo tiempo de bajar a lo concreto y responder a las preguntas que le formularon docentes e investigadoras, que quisieron saber, por ejemplo, «cómo siendo una reivindicación tan antigua el aborto sigue estando de plena actualidad» en lugares como Texas, donde a miles de mujeres se les siguen negando sus derechos. Una cuestión a la que Steinem contestó sin rodeos: «El patriarcado necesita controlar la natalidad, los úteros. Recordad que una de las primeras cosas que hicieron Hitler y Mussolini fue cortar cualquier acceso al control de la natalidad por parte de las mujeres». Una cuestión que -según dijo- «en Estados Unidos también va muy unida al racismo, porque estamos ante la primera generación de nacidos no blancos, y eso a los racistas les preocupa mucho».

Y, además de interesarse por los asuntos que ocupan a las mujeres en nuestro país, la feminista más famosa del planeta advirtió de los efectos de la maternidad subrogada, «que podría ser beneficiosa pero que demasiadas veces se convierte en una terrible forma de explotación» que, por ejemplo, provoca que en la India, país donde Steinem vivió dos años, «haya pueblos enteros que dependen de los vientres de alquiler».

Una hora intensa en la que hubo tiempo para charlar también sobre Kamala Harris y Simon de Beauvoir, de las necesarias alianzas entre mujeres «para aprender de la diferencia» y -claro- de periodismo: «Cuando empecé, solo me asignaban temas que se suponían reservados a nosotras, como las coberturas de moda», recordó la fundadora de 'Ms.', desde la que lanzó buena parte de sus batallas. El resto ya es historia.

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