Neandertales que «pasean por el mundo»

Estrechó manos, recibió aplausos, documentó el trabajo de los alumnos móvil en mano y, sobre todo, guió a más de un centenar de estudiantes del IES de Infiesto hacia los orígenes del genoma neandertal. Los actos de los Premios Princesa llegaron ayer, por primer vez en su historia, al concejo de Piloña de la mano del premio de Investigación Científica y Técnica, Svante Pääbo. La de ayer fue su segunda visita al concejo tras participar en 2008 en la investigación de la cueva de El Sidrón y en torno a sus hallazgos articuló la conferencia pronunciada ante más de 120 alumnos del centro piloñés, acompañados por una representación de estudiantes de los institutos Monte Naranco y Doctor Fleming de Oviedo, el Río Nora de Pola de Siero y el Jovellanos de Gijón.

El biólogo sueco trazó un relato de los descubrimientos realizados en los últimos años en yacimientos de todo el mundo, desde la cueva rusa de Denisova a la asturiana de El Sidrón. La investigación en Piloña fue clave para Pääbo y el equipo de Marco de la Rasilla a la hora de determinar la relación entre los neandertales y los «humanos modernos», cuya hibridación ha quedado probada con hallazgos como el hueso de un individuo en la cueva rusa, hijo de neandertal y denisovano. «Los grupos humanos siempre se han entremezclado al coincidir», explicó el genetista. Y de aquella reproducción entre especies han quedado en el homo sapiens posos de neandertal: «Cerca de la mitad de su genoma está paseando por el mundo, no están extintos», afirmó el Premio Princesa, que no eludió la «mala reputación» que aún padece la especie. Como ejemplo, y haciendo gala de su sentido del humor, reveló a los estudiantes que a lo largo de estos años ha recibido «muchos correos de gente diciendo que eran neandertales, sobre todo hombres». También mujeres, abundó, pero en este caso apuntando que «estaban casadas con neandertales».

Animados por la cercanía del científico que secuenció el primer genoma de una especie extinta, los jóvenes le trasladaron sus inquietudes acerca del pasado neandertal del homo sapiens, así como los efectos prácticos de sus descubrimientos. A esa duda respondió Pääbo con las variantes relacionadas con el desarrollo de ciertas enfermedades, desde la depresión a la diabetes tipo 2.

Con la aproximación a ese genoma común surgieron entre los estudiantes dudas acerca de qué distingue a los humanos modernos de los hombres de las cavernas. «Somos especiales, los únicos que hemos llegado a tener una población de miles de millones», les explicó. Además, «los neandertales usaban el cerebro de otra forma» y «no desarrollaron sociedades tan complejas como los seres humanos». En este sentido, apuntó que su objetivo pasa ahora por analizar los efectos de los cambios genéticos mediante pruebas en ratones «humanizados», que sirven ya de medio para estudiar los distintos grados de agresividad entre especies.

En un entorno educativo no desaprovechó la oportunidad de destacar el proceso de aprendizaje como elemento diferenciador. «Dedicamos el primer tercio de nuestra vida a aprender y luego aplicamos lo aprendido a mejorar los conocimientos», destacó. Las nociones de genética que los estudiantes reciben en el IES de Infiesto fueron precisamente una de las sorpresas que ayer se llevó Pääbo de las aulas, donde pudo conocer de primera mano el trabajo de extracción de ADN que desarrollan los alumnos de primero de bachillerato. «Es asombroso», destacó el investigador, que dejó constancia de su visita en el libro de honor del centro educativo.

Una vez culminado el acto del instituto, visitó la exposición 'Los 13 de El Sidrón', en el edificio de la Obra Pía de Infiesto en compañía de su hijo Rune, el prehistoriador Marco de la Rasilla, el alcalde Iván Allende y el secretario general de la Fundación Princesa de Asturias, Adolfo Menéndez. Dado lo «apretado» de la agenda, quedó fuera del programa una nueva expedición a la propia cueva.

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