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Juan Mayorga, sentado en una de las sillas con las que se ayudó en su relato. FOTOS: DIANA BAIZÁN
Premios Princesa de Asturias 2022

Cuatro sillas para un autor y su obra

Juan Mayorga contó con la complicidad y el aplauso del público de Avilés para poner palabra y voz por vez primera a 'La colección'

M. F. ANTUÑA

AVILÉS.

Jueves, 27 de octubre 2022, 02:59

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Un autor, cuatro sillas y una historia que contar. El Teatro Palacio Valdés se rindió al talento de un 'Mayorga inédito' en todos los sentidos. Lo fue porque por vez primera en su larga trayectoria como dramaturgo se plantaba ante el público de un teatro para contarle él solito y sin el concurso de actores una peripecia escrita que algún día se hará escena y porque esa aventura imaginada y convertida en palabra nunca antes había sido expuesta ante un auditorio. Y pese a confesarse «el peor actor del mundo», protagonizó un monólogo intenso y extenso en el que se sucedieron los parlamentos de los protagonistas, las acotaciones del texto y sus propias reflexiones.

Como quiera que el teatro es «imaginación y reunión», reclamó la complicidad del público, que se la entregó de inmediato, y en un escenario vacío con cuatro sillas -para Carlos, Susana, Berna y Héctor, los personajes- comenzó su devenir por un texto que concluyó al principio del confinamiento y que nació de una frase leída en una entrevista. Unos coleccionistas alemanes decían: «Es lógico que, teniendo en cuenta la edad que tenemos, la gente se pregunte por el destino de la colección». Ese fue el embrión de la pieza que llevaba ya tiempo en la mente de su autor y que cada día que pasa va tomando nuevas formas, porque es muy aficionado el Princesa de las Letras no a reescribir, sino a seguir escribiendo. De hecho, esta obra tenía un final, pero desde el domingo pasado, cuando Mayorga tuvo un azaroso viaje para llegar desde Madrid a Asturias que le hizo ir y volver en avión para acabar llegando por carretera tras un transbordo en una gasolinera, tiene dos, que fueron puestos ante la mirada del respetable de Avilés, que siempre ha seguido con entusiasmo su carrera y fue testigo diez años atrás de su estreno como director.

De silla en silla, fue perfilando el misterio de esa colección de la que nadie sabe nada y para la que sus propietarios, la pareja formada por Berna y Héctor, no busca comprador, sino heredero. Y Susana es una de las candidatas a serlo. «Es una obra sobre la herencia y sobre lo que hacemos con las cosas que hemos reunido», confesó Mayorga ante el público que trataba de desentrañar qué hay detrás de una extraña pareja que ha compuesto y dispuesto su vida y su matrimonio en torno a esa colección en la que cada pieza tiene una historia que se guarda en una caja. Berna llama a esos relatos el catálogo, mientras Héctor los ha bautizado como atlas; para ella el lugar donde están las obras es un ring, para él una caverna.

Se confesó «el peor actor del mundo», pero protagonizó un monólogo extenso, intenso y misterioso

Presentado por Ripoll

De esta manera se fue perfilando una historia que cosechó ya sus primeros aplausos. El pacto entre fingidores volvió a funcionar en un teatro muy especial para Mayorga: «Es verdad que Avilés se ha convertido en un punto muy especial en mi mapa biográfico», dijo nada más salir a escena y tras ser presentado con afecto inmenso por Antonio Ripoll.

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