«El feminismo aboga por la libertad humana»
Siri Hustvedt | Premio Princesa de las Letras ·
«Necesitamos las ideas de las humanidades y las ciencias para explorar cuestiones fundamentales sobre lo que somos»M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Viernes, 24 de mayo 2019, 04:03
Continúa en Londres presentando su última novela y encontrando tiempo para hablar de sus ideas, de sus realidades y sus ficciones. Siri Hustvedt (Minnesota, 1955), la flamante Princesa de las Letras, habla con EL COMERCIO de feminismo, de aborto, de literatura y de los recuerdos de su viaje a Asturias para acompañar a su marido, Paul Auster, cuando recogió su Príncipe.
-¿Cómo sienta tener el mismo premio en casa?
-Los dos estamos felices y sorprendidos. Es estupendo que dos escritores de la familia tengan el mismo premio.
-¿Qué recuerda del viaje a Asturias con su marido? ¿Qué espera del próximo?
-Recuerdo la ceremonia, que me encantó el discurso de Paul y que lo pasé muy bien. Espero volver a pasarlo bien.
-El jurado elogia la multidisciplinariedad de su trabajo. ¿Por qué es importante unir literatura y ciencia?
-Mientras estaba trabajando en mi doctorado en Literatura Inglesa en la Universidad de Columbia me di cuenta de que el conocimiento no se beneficia del parroquialismo. Para mí es esencial considerar múltiples perspectivas a la hora de afrontar un problema simple. Son necesarias las ideas tanto de las humanidades como de las ciencias para explorar cuestiones fundamentales sobre lo que somos los seres humanos. Y esta es la pregunta que me impulsa.
-¿Cómo es de diferente trabajar en ficción y no ficción?
-Escribir ficción es a la vez la actividad más difícil y más liberadora para mí. No hay forma prescrita para la novela, que va apareciendo a través de la escritura del libro. Todas mis novelas, sin embargo, han sido obras en las que las ideas son fundamentales para lo que sucede en las historias. Si no hubiera leído filosofía, historia y ciencia, así como literatura, mis libros serían diferentes. La novela permite espacio para muchas voces, a menudo en conflicto, que no necesitan ser unificadas. La novela tolera muchas perspectivas. Un ensayo es un movimiento, si no es una respuesta final, hacia algún progreso, hacia una posible solución. O una crítica concertada o la demolición del argumento de otra persona.
-¿Cómo se llevan la Siri ensayista y la novelista? ¿Se ayudan la una a la otra?
-Cuando escribo ensayos, escribo como Siri Hustvedt. Cuando escribo ficción, lo hago como otra persona o personas. Mi trabajo de no ficción influye en mi ficción y los descubrimientos que hago en mi ficción también se transfieren a mi no ficción.
-Ha estado en España recientemente para presentar 'Recuerdos del futuro', que ahora la tiene en Gran Bretraña. ¿Cómo eso eso de jugar con la memoria propia en la ficción?
-En realidad, 'Recuerdos del futuro' no es una autobiografía, sino una novela que juega con el problema de la autobiografía y la memoria. La narradora tiene mis iniciales, pero ella nunca se identifica con Siri Hustvedt. Está casada con un físico y su padre es médico, lo que no se corresponde con mi biografía. Algunos detalles de su vida se superponen con los míos; otros no. No hay memoria original en nuestros cerebros, ningún registro de hechos que pueda extraerse como evidencia de lo que «realmente» sucedió en nuestras vidas. Los recuerdos están llenos de ficciones, y la ficción en sí misma es una forma de memoria imaginativa. Como he dicho, «escribir ficción es como recordar lo que nunca sucedió». La ficción debe generar historias que sean emocionalmente ciertas para el escritor y que sean esperadas por el lector. Esas verdades emocionales residen en la memoria del autor.
-El feminismo está muy presente en su obra. ¿Cómo está viviendo la eclosión de este movimiento, particularmente en España?
-Para mí, el feminismo es un movimiento que aboga por la libertad humana, por un mundo en el que las restricciones de género no inhiben ni oprimen a nadie. Esto incluye muchas de las demandas absurdas de la masculinidad en varias culturas, en las que el hombre varonil requiere la validación continua de otros hombres para probar que no está mancillado por la afeminación. Los hombres reales no comen ensaladas, no leen libros de mujeres, no les cantan a los bebés, etcétera. ¡Qué agotador y contraproducente debe ser!
-¿Cómo ve el futuro de las mujeres?
-Dios sabe que no puedo hablar por las mujeres como grupo o con una perspectiva de futuro. Porque además el futuro es lugar ficticio si alguna vez hubo uno. Las mujeres no son un bloque de humanidad con rasgos consistentes o uniformes. Pertenecemos a diferentes clases, orígenes étnicos y culturas, tenemos diferentes aptitudes, dones, déficits y creencias. Hay personas que nacen varones que luego eligen vivir sus vidas como mujeres. Somos diversos, por decir lo menos. Lo que importa es que el florecimiento de nuestras muchas diferencias no se vea impedido por nuestra identidad de género.
-En Estados Unidos se complican las cosas para las mujeres, con las nuevas leyes antiaborto. ¿Qué opina?
-La constante erosión de los derechos reproductivos en los Estados Unidos es aterradora. El contexto histórico es necesario. El aborto fue legal en los Estados Unidos hasta la segunda mitad del siglo XIX. Recuerde que el Papa no declaró que la vida humana comienza en la concepción hasta 1869. El llamado movimiento pro vida en los EE UU debe considerarse como una fuerza reaccionaria que busca forzar a las mujeres a dar a luz contra su voluntad al declarar un óvulo fertilizado (cigoto) una persona, una nueva versión del antiguo homúnculo o teoría de la preformación. Las mujeres embarazadas no son casas ni anfitriones de personas en miniatura. El cuerpo de la mujer es una parte activa, constante y necesaria de la gestación de un feto en desarrollo que es totalmente dependiente y está conectado a ese cuerpo a través de la placenta y el cordón umbilical hasta el final del embarazo. Esta verdad obvia ha sido oscurecida por los debates que convierten a una mujer en un horno para un ser preformado que tiene poco que ver con ella. Esta es una mentira ideológica biológica. Y conviene recordar que buena parte de esta mentira se basa en el hecho de que algunos de esos fetos son masculinos.