La Reina Letizia: de una blusa de Zara a un vestido de Armani con unos brillantes históricos

El concierto de la tarde de este jueves en el Auditorio Príncipe Felipe fue una improvisada pasarela de vísperas, un desfile de tendencias de moda para la temporada de otoño invierno; eso sí, marcado por la sobriedad. La reina Letizia sirvió de ejemplo, ella volvió a optar por el negro, como es casi costumbre en esta cita, y resultó ser el color dominante. Aunque en este caso no fue de Felipe Varela el modelo sino de Emporio Armani: un sencillo pero deslumbrante vestido negro de manga francesa y escote redondo, entallado a la cintura y falda evasé con volante lateral y abertura. Sin duda lo más espectacular fueron sus joyas, grandes pendientes y las conocidas como 'pulseras gemelas' de brillantes que en su día pertenecieron a la reina Victoria Eugenia. Con ellas dejó doña Letizia el atuendo más informal que llevó al encuentro con Scorsese, en el que estrenó un cuerpo de Zara de 25 euros con chaqueta de piel en la mano.

Ya en el Auditorio, el resto de la 'pasarela' se llenó de prendas de terciopelo, pañería de entretiempo, encaje, guipour y, en menor medida, gasas. La sencillez de los vestidos negros de corte clásico y con mangas, adornados con broches, fue nota dominante. También se vieron pantalones igualmente negros y de tipo palazzo acompañados de blusas lisas. Abrigos tres cuartos, levitas, americanas, kimonos y hasta alguna guerrera de inspiración militar remataron los conjuntos. Muchas de estas prendas, con bordados en hilo de oro, lentejuelas plateadas y alguna pieza de lúrex en bronce.

Los bolsos, en su mayoría pequeños clutch rígidos de tipo caja o carteras planas de fantasía, de Magrit la de la Reina. Otra de las tendencias vistas en el Auditorio fueron las piezas de leopardo y de todo el espectro de estampados que las revistas del ramo llaman 'animal print', pero más en los complementos. En cuanto al calzado, triunfaron los clásicos destalonados –doña Letizia los llevaba de Carolina Herrera– y salones de medio tacón, alguna plataforma –en claro retroceso– y hasta sandalias. Y volvieron las medias, esas que se mantenían proscritas hasta esta misma temporada. Y los moños y recogidos, el peinado 'come il faut' que Megan Markel ha modernizado y que tanto le gusta últimamente a la Reina. En resumen, un repertorio sobrio de fondo de armario sin grandes alardes, porque, salvo las de la Corona, tampoco fue una noche de joyas.