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Rayo Majadahonda - Real Avilés: una riada blanquiazul conquista Madrid
Cerca de 900 espectadores, la mayoría desplazados a Majadahonda de madrugada, tiñen de blanquiazul los alrededores del Cerro del Espino
Se sabía que iba a ser histórico, pero una cosa es decirlo y otra verlo. El desembarco de cerca de 900 aficionados del Real Avilés Industrial en Majadahonda para asistir en el Cerro del Espino a la ida de la final por el ascenso a Primera Federación ha sido de esos acontecimientos deportivos que se recordarán durante mucho tiempo en el club blanquiazul. Si la eliminatoria se resolviese a los puntos, el equipo de Rozada saldría al campo con bastante ventaja, porque ver cómo estaban los alrededores del estadio desde varias horas antes del comienzo del partido impresionaba
La conquista del Cerro del Espino comenzó a cuentagotas con los aficionados del Real Avilés más madrugadores, la mayoría llegados hasta Madrid en vehículos particulares tras haber pasado la noche en los alrededores de Majadahonda y avilesinos que viven en la capital. Por ejemplo, Adrián, Mario Pablo y Pepe, que se reparten entre los que viven en Madrid, un avilesino que viajó desde Asturias y otro desde Málaga quese reunieron ayer en para desplazarse hoy juntos al estadio.
Yoel Moledo, gerente de Meridiano Solar, patrocinador de la cantera del Real Avilés, también fue previsor y pasó la noche del sábado en Brunete junto a su hijo Lucas, Emilio y Álvaro, jugadores del Alevín B, además de Jorge, padre de uno de ellos. Hay de todo, los más valientes que tealizaron el viaje sin parar, los que se lo tomaron con más calma, y hasta algunos que ya hicieron noche ayer sábado en Majadahonda o en las localidades limítrofes.
La riada blanquiazul ha ido creciendo a lo largo que se aproxima el partido, con un punto álgido, la llegada de los cinco autobuses fletados por el Real Avilés, el Ayuntamiento y dos patrocinadores del club. La salida estaba prevista para las cinco de la madrugada del estadio Román Suárez Puerta y el objetivo era llegar antes de las 10.30 horas, momento fijado para recibir a los jugadores blanquiazules a su llegada al Cerro del Espino, aunque los horarios no pudieron cumplirse y llegaron con cierto retraso.
Ese ha sido otro instante único, porque más bien parecía que el Avilés ejercía como local a tenor del colorido que se encontraron los miembros de la plantilla y del cuerpo técnico al aproximarse en autobús al campo. Bufandas al viento y cánticos y aplausos llevaron en volandas a los jugadores blanquiazules desde el autobús hasta la zona de vestuarios. Muchos de ellos han contado con visitas especiales porque, al igual que sucedió hace quince días en Lebrija ante el Antoniano, también se acercaron a saludarlos familiares y amigos.
Una vez recibido el autobús del Real Avilés, los aficionados se han dispersado por los aledaños del Cerro del Espino, aunque muchos de ellos se dirigieron a ocupar su localidad en la grada lateral y parte de un fondo que se ha llenado sólo con la hinchada avilesina. Algunos ataviados con gorras, gafas y hasta crema solar, aunque la temperatura no es tan agobiante como se preveía en este mediodía de domingo en la capital de España.
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