
Vicente González-Villamil
Secciones
Servicios
Destacamos
Vicente González-Villamil
Vicente González-Villamil (Oviedo, 1947) forma parte de la historia del Real Oviedo y del deporte asturiano. El próximo 30 de mayo recibirá un ... homenaje promovido por la asociación 'Unidos por el Deporte' y por los veteranos del club azul, a los que el homenajeado lidera. Más amigo de darlos que de recibirlos, ya cuenta los días para vivir una jornada única para él y toda su familia.
–¿Cómo le ha cogido la intención de rendirle un homenaje?
–La verdad es que no me cogió de sorpresa porque ya había oído una vez a uno, y dije por abajo, a ver si estos empiezan pensando en mí. Estas cosas prefiero que se las hagan a otro, porque además disfruto mucho. Uno piensa ¿por qué me tienen que hacer un homenaje a mí? Habiendo tanta gente en Oviedo y en Asturias que han hecho muchísimas cosas más que yo. Luego reflexionas y dices, tengo esposa, tengo hijos, tengo nietos, igual a ellos les hace más ilusión que a mí. No es que a mí no me haga ilusión, es mi forma de ser, disfruto de muchísimas cosas, aunque parezca que no disfruto, pero disfruto mucho más viendo amigos que le hacemos algo. Lo único que puedo dar es gracias.
–¿Qué significa el Oviedo en la vida de Vicente González-Villamil?
–Es complicado y sencillo. Nací en una familia oviedista, mi madre no era de Oviedo, era de un pueblo de Burgos, pero mi padre era tremendamente oviedista. Jugaba al fútbol en la Unión Deportiva, le rompieron una pierna y tuvo que dejar el fútbol, se la querían cortar, gracias a mi abuelo no se la cortaron. Mi abuelo fue fundador del Oviedo y en mi casa sólo se hablaba del 'Oviedín del alma'. Crecí con eso hasta que un día me metí en el ascensor cuando marchaban mis padres y mis hermanos mayores para el fútbol y me llevaron, a partir de ahí, pues yo empecé a ir siempre al Oviedo. Es una parte de mi vida, es el 'Oviedín del alma', como decían en mi familia.
–Su última etapa dentro del Oviedo fue convulsa, ¿temió mucho por una posible desaparición?
–El mayor problema de un equipo de fútbol no es que descienda, es que no pague. Entré en diciembre y solo cobré un mes. El Oviedo no tenía dinero para pagar. Si desciende es porque no pagas. Eso es un dolor que no se puede explicar, pero siempre estás esperando que aparezca algo para poder subsistir. Fue un momento muy delicado, muy difícil. La cosa deportiva tiene que ir con la económica. Si tú gastas mucho dinero y no lo tienes, al final son las deudas, aunque quedes campeón de Liga, como le pasó al Dépor, al final tienes que pagar y tienes que jugar con el dinero que tienes, con la plantilla que tienes que tener, le guste al espectador o no le guste.
–¿Ilusionado con el presente?
–Hay cosas por las que siento envidia sana. Un día les comentaba a varios de mi época, ¿sabéis que ahora todo el mundo cobra el mismo día? Nosotros no sabíamos cuándo ibas a cobrar, muchas veces, acababa junio y te debían la ficha entera, ahora cobran todos los meses. No se puede decir nada de los actuales gestores, cobras luego tienes que rendir. Intentan subir a Primera, mejorar las oficinas, quieren hacer la ciudad deportiva, que es un gran problema. Nunca estuve tan ilusionado como ahora, sé que acabaremos en Primera, no sé cuándo, no me preocupa, lo que quiero es llegar y asentarme, no subir y bajar. Quiero que tenga la base, que haya cantera, siempre subimos con una plantilla con muchos canteranos.
–Tiene muchos éxitos como entrenador, pero quizás el más sonado fue aquel ascenso con el Real Avilés Industrial.
–La verdad es que sí. Podemos decir que el Avilés era muy difícil que estuviera en Segunda, había equipos mucho más fuertes de capitales de provincia. Nunca nos lo creímos, tuvimos la suerte de una cantera que dio frutos ese año y con los 10 o 12 grandes profesionales que quedaron en la plantilla, formamos un grupo humano extraordinario y competitivo y ascendimos sin creérnoslo. Si hubiéramos pensado primero que íbamos a ascender, igual no ascendemos. Fue una cosa muy sonada, muy bonita, tremenda para Asturias y muy buena para Avilés.
–Y acaba al frente de la Asociación de los Veteranos del Oviedo. ¿Da más quebraderos de cabeza que entrenar?
–Sí, es lógico, somos muchos, nos estamos haciendo mayores y tenemos otras preocupaciones mucho más importantes y somos, empezando por el presidente, un desastre para muchas cosas. Pero es un desastre guapo, porque también esto me ha hecho unirme a muchísima gente que estábamos un poco desperdigados por el mundo. Estoy recibiendo un cariño y unas sorpresas tremendamente agradables que no se pueden pagar con nada.
–¿Cómo se imagina el 30 de mayo, el día del homenaje?
–Prefiero no imaginar nada. Daré las gracias a los que vienen, a los que no puedan venir, también. Estoy tremendamente agradecido a muchísima gente que en mi vida me ha ayudado. A los que no he ayudado o creen que les he perjudicado, pues la verdad es que lo único que me queda es pedirles disculpas. Sé que el 30 de mayo está ahí, no tengo muchas ganas que llegue, pero todos los días miro el calendario y pienso, un día menos ya. La ilusión que tengo es tremenda.
–¿Qué recuerda de aquella temporada en Segunda cuando el Avilés se convirtió en el equipo de todo el mundo?
–El Oviedo y el Sporting siempre están ahí y si pueden estar en Primera mejor, los demás equipos de Asturias ya no eran tanto, el Langreo con el tema de la minería, ya no era lo que fue, que a veces había estado en Segunda, que por cierto yo jugué un año allí y les estoy tremendamente agradecido. Fue un bombazo para Asturias, por desgracia no supimos aprovecharlo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.