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El médico rescatador Juan Figaredo, en una imagen reciente. E. C.
Juan Figaredo: «El Cares es un lugar muy concurrido y es normal que ocurran muchos accidentes»
HISTORIAS

Juan Figaredo: «El Cares es un lugar muy concurrido y es normal que ocurran muchos accidentes»

Médico rescatador del helicóptero medicalizado del SEPA y nieto de Pedro Pidal, asegura que el parque de Picos de Europa «tiene que ser de los pastores»

EUGENIA GARCÍA

Miércoles, 3 de julio 2019, 12:56

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Entre la medicina y la montaña, Juan Figaredo Pidal (Madrid, 1951) elige ambas. Bisnieto del Marqués de Villaviciosa, con 8 años ya había subido alguna vez a la tumba de Pedro Pidal, impulsor de la ley de Parques. Hoy, a punto de cumplir 67, este médico rescatador del grupo de Bomberos de Asturias no piensa en la jubilación. «Compagino mis dos pasiones, para qué quiero más». Asegura que «no hay ahora más accidentes de montaña que hace casi tres décadas», cuando comenzó a formar parte del equipo de rescate. Es más, dice, «ahora es mucho más fácil localizar a los heridos» gracias a las nuevas tecnologías.

El Grupo de Rescate de los Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA) cumple treinta años realizando una labor, a juzgar por las fatídicos accidentes que han tenido lugar estos últimos meses, imprescindible…¿Cómo se inició?

-Solo hay dos desaparecidos que nunca han sido encontrados en los Picos de Europa, y de ambos se perdió la pista en la misma zona, entre los Lagos y Vegarredonda. La primera es Germán Quintana, el niño de 13 años que se perdió mientras hacía una excursión con el colegio Loyola. Fue entonces, en 1988, cuando se formó el grupo. El 12 de junio, cuando ya abandonaban la búsqueda, se estrelló en la falda del pico Sohornín (junto al lago Enol) un helicóptero vasco. Murieron ocho personas y los cuatro perros que participan en las tareas de búsqueda.

-Como consecuencia de aquello, germinó el equipo. ¿Cuándo entró a formar parte de él?

-Pedro Silva era entonces presidente del Principado y pensó que no podía ser que un sitio como Asturias, al que venían de toda España a hacer montañismo, no tuviera ningún servicio de rescate organizado. Disponían de un helicóptero, pero no con qué llenarlo, así que lo primero fueron voluntarios de la Federación de Montaña del Principado (FEMPA). Da la casualidad de que en aquellos grupos había un par de médicos (entre ellos Pepe Suárez, el médico de Pajares), y se empezaron a hacer rescates. A mi me llamaron al año siguiente. Fuimos el primer grupo que empezó a trabajar con médico en el mismo lugar del accidente.

-¿Cómo se organizan los rescates?

-En un rescate vamos un médico, un piloto y dos rescatadores, uno de ellos gruista, lo cual es muy importante. En otros lugares, los helicópteros funcionan con uno o dos pilotos y un gruista que depende de los helicópteros y lo que hacen es subir a bomberos para hacer el rescate. La diferencia es que aquí todos nosotros somos tripulación. El que en una intervención ejerce de gruista también hace otras veces de rescatador y todos hacemos cursos y reciclajes cada cierto tiempo. Gracias a eso, funcionamos como un equipo. Todos nos conocemos y confiamos los unos en los otros, así como en nuestro conocimiento del entorno, lo cual resulta fundamental para poder actuar de forma segura.

-Están de guardia y reciben un aviso. ¿Qué ocurre después?

-Desde la base de la Morgal nos alerta el 112 y nos pasa toda la información que el médico del SAMU que habló con el herido o sus acompañantes ha podido recabar, aunque una vez allí todo puede ser completamente distinto a lo esperado. El vuelo tarda como máximo 25 minutos (los lugares más alejados son Pimiango o Taramundi), pero siempre se hace más largo porque vas pensando dónde estará colgado el herido, qué material necesitarás. A veces llegas al lugar del accidente y es una chorrada, es como que desinflas, aunque también hay otras que vas por lo que piensas que es una tontería y te encuentras situaciones graves. Cuando empleamos la grúa, normalmente primero baja el rescatador, que asegura el terreno, y luego ya el médico, que se pone directamente a trabajar con el herido para después trasladarlo al hospital. En total, aproximadamente una hora y media.

-¿Cuántas intervenciones realizan al año?

-Unas 400, entre traslados secundarios a hospitales -códigos ictus, por ejemplo-, montaña, primarios en los pueblos o accidentes de tráfico en lugares de difícil acceso, accidentes rurales con tractores, playas o pedreros…

-Habrá días muy tranquilos y otros frenéticos…

-El fin de semana del Sella, por ejemplo, volamos ocho horas el sábado. Hubo un momento que teníamos tres rescates a la vez, aunque no eran complicados y estaban todos por la misma zona. Empezamos a las 10 de la mañana con un accidente de tractor en Salas, luego fuimos al Sella y estando allí nos llamaron para el Cares. Volvimos al Sella y nos volvieron a llamar para el Cares, y mientras estábamos de camino de nuevo nos avisaron por un golpe de calor en Picos. De la que íbamos decidiendo adónde nos dirigíamos primero recibimos otra llamada para otro golpe de calor en Infiesto. Recuerdo también que hace unos años salimos a Peña Castil a por un hombre que se había caído y tenía una luxación de hombro. Llegamos y llaman a avisar de que había un montañero caído con una luxación de hombro y digo, «¡pero si vamos a por él!»…Resulta que había dos accidentados a pocos metros. En esos momentos hay que decidir a por quién se va primero.

-¿Y cómo lo hacen?

-En función de la gravedad. Aunque sea complicado, a veces nos vemos obligados.

-También habrá rescates muy desagradables…

-Entre los primeros están aquellos en los que hay niños. Son muy duros. Recuerdo uno especialmente penoso de una niña inglesa que subía con sus padres hacia el Urriellu, y jugando con su hermana le cayó una piedra en la cabeza. Cuando llegamos ya estaba muerta pero los padres seguían dándole un masaje cardíaco, así que la intubé para llevarla al hospital y de camino les di la noticia.

-… y alguno con final feliz.

-Tengo un hijo y una hija que no es mía. Hace años, en el Cares, a una cría que tendría nueve o diez años le cayó una piedra y le enganchó toda la pierna y el pie. Cuando llegamos estaba en un sitio muy estrecho, no entrábamos, saliendo hacia Caín. Tenía un pie casi catastrófico. Le pusimos anestesia en el helicóptero y entonces llegó el médico de León, que se la quería llevar para allá. Su madre también quería, pero yo sabía que en León no tenían UVI pediátrica y me empeñé en que tenía que ir a Oviedo. Discutí con el médico, y finalmente la llevamos al HUCA…donde le salvaron el pie. Cada poco tiempo vienen a verme, cuando voy a Madrid ceno en su casa, y ahora la niña está en tercero de Medicina. Me manda las notas.

-¿En el Cares intervienen con frecuencia?

-Intervenimos donde hay más gente. Lo del Cares es una pasada, pero es normal. Caen muchas piedras y con la cantidad de gente que hay es como si la sueltas en la calle Corrida: le da a alguien seguro. Hay otra cosa que no se tiene en cuenta. Vendemos esta ruta, que es preciosa, como una parte de ese Paraíso Natural, pero muchas veces se apunta gente pensando que es un paseo, nada complicado. Así que se acaban sumando señoras mayores de 55 años, con sobrepeso, en baja forma, y que «tampoco se van a comprar unas botas de Goretex solo para una vez». A la vuelta, casi llegando a Poncebos en los Collaínos hay un tramo con piedras. Ya vienen cansadas, se tropiezan con una de ellas y al carajo el tobillo. Llega el helicóptero, que allí no puede tomar, y encima le tienen miedo…Ocurre a menudo en verano, cuando encima el calor no ayuda.

-¿Cuáles son las lesiones más frecuentes?

-Casi todo son traumatismos de miembros inferiores. Entre los Lagos y en el Urriellu rescatamos a muchos montañeros por torceduras de tobillo. Y luego están los escaladores, que tienen lesiones más graves pero dan menos trabajo porque normalmente no escalan solos y normalmente tienen capacidad suficiente para descolgarse e ir a la base.

-¿Qué es lo más complicado?

-Localizar al accidentado, aunque ahora es más fácil porque con el teléfono móvil sacas una coordenada. Es más sencillo, por ejemplo, encontrar a gente en Picos que en la Cordillera, en la Cordillera como haya bosques no los ves ni de broma. En el Cares hay tanta gente que también cuesta identificar al herido porque se aproxima el helicóptero y todo el mundo saluda (risas).

-¿Cuáles son los lugares más concurridos?

Hay muchísima gente en cinco o seis sitios. El Cares, los Lagos, Ordiales, Fuente Dé… Sin ir más lejos, el refugio de Collado Jermoso dio más de veinte cenas el otro día.

-Hay zonas igual de impresionantes que sin embargo no son tan populares.

Sin duda, va por modas.

-¿Sus favoritas?

-Todo, sigo descubriendo cosas. Creo que Asturias no lo llegaré a conocer nunca. Los Picos son muy bonitos, pero cansan porque es caliza. Caso, Ponga, toda esa zona en la que tienes bosque, peña, que en otoño ves los Picos con nieve detrás….es acojonante. La sierra de la costa, el Cuera…Y queda la zona de Oscos con unas cosas preciosas. No creo que viva para verlo todo, hay unos sitios preciosos.

«La montaña tiene futuro, gracias al turismo, si se hace bien, yo cobraría en determinados sitios, como se hace en Yellowstone

-El parque impulsado por su bisabuelo cumple cien años. ¿Qué opina de los centenarios?

-Creo que no se está haciendo lo suficiente para promocionarlo. Tampoco para conservarlo. Este es el único Parque Nacional que tiene pueblos dentro. Y por eso tiene que ser de los pastores, que son quienes viven aquí. Hay escritos de mi bisabuelo en los que antes de crearse el Parque ya hablan de que quieren participar en la gestión de las quemas, las siegas, el lobo, los pastos…No lo tienen que decidir desde Madrid ni desde Gijón. Sus habitantes son los que cuidan las fuentes, los caminos…y hay que darles juego.

-¿Tiene futuro la montaña?

-Tiene futuro, por el turismo, si se hace bien. Solo hay que ver lo que atrae lo del oso a la zona de Somiedo. Lo que pasa es que hay que organizarlo bien, alguien tendrá que inventar cómo dar vida a todo eso . Yo cobraría en determinados sitios. Poco, pero cobraría, igual que se hace en Yellowstone u otros parques. En verano cobran por subir a los Lagos, pero el dinero se va a una empresa privada. Si en lugar de eso Parques cobrara, aunque fuera solo un euro, por coche o por persona que vaya dentro del coche…La parte de Covadonga son tres concejos. Amieva, Cangas de Onís, Onís y Cabrales. Cangas de Onís y Cabrales están muy bien, pero Onís y Amieva necesitan vida, algo que se podría hacer con un circuito que baje hasta Onís o instalando un teleférico en Amieva.

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